Finalmente, ¡el libro que todo el mundo ha estado esperando! Con detalles claros y prácticos, 'Crianza Pacífica' aplica la lógica y la razón de la ciencia, la psicología, la evidencia y una rigurosa moralidad a la crianza saludable y ética de nuestros mayores tesoros: nuestros propios hijos…
Prólogo
Soy plenamente consciente de que parece melodramático y exagerado escribir una introducción que es básicamente una advertencia de contenido, pero es necesario hacerla.
Este libro es la culminación de cuarenta años de trabajo en los campos de la filosofía, el autoconocimiento, la crianza y la ética.
A través de mi programa “Freedomain”, he tenido el privilegio de mantener profundas conversaciones con miles de personas sobre sus experiencias en la infancia y los efectos que el trauma de estas ha tenido en sus vidas adultas. Me contactan con la esperanza de que mi formación y experiencia en el autoconocimiento y la filosofía moral los ayude a resolver los problemas en sus vidas; espero haberles sido útil.
He entrevistado a muchos expertos en crianza, abuso infantil, estructuras familiares, terapia y autoconocimiento; estas entrevistas también están disponibles en mi sitio web.
Yo mismo experimenté niveles significativos de abuso infantil. Fui criado por una madre soltera violenta y desequilibrada, la cual terminó siendo internada cuando yo tenía unos trece años.
Hice terapia conversacional tres horas a la semana durante casi dos años.
Al final de mi proceso terapéutico, y después de meses de intentar reparar mi relación con mi familia, decidí separarme de ellos. No he hablado con mi madre en veinticinco años. Mi padre se fue cuando yo era bebé, y tuve poco contacto con él; murió hace unos años.
He estado felizmente casado por más de veinte años y he sido padre, quedándome en casa durante los últimos quince años, cuidando de mi maravillosa hija.
Mi hija estudia en nuestro hogar, y somos parte de una comunidad verdaderamente excepcional de padres con ideas afines.
Mi hija y yo hacemos podcasts juntos, en su mayoría reseñas de películas, que también están disponibles en mi sitio web.
Ahora, la advertencia.
Este es un libro muy intenso.
He intentado escribir este libro dos veces, pero me he visto abrumado por la profundidad y magnitud de la tarea.
Cuando era niño, experimenté una constante, profunda y genuina confusión. Estaba rodeado de personas que afirmaban ser buenas, y que también decían ser expertas en identificar y castigar la inmoralidad. Mis parientes, mis maestros, mis padres, los directores de mi colegio pupilo, todos los sacerdotes que me instruían y mis vecinos: todos afirmaban tener la capacidad de identificar con precisión la inmoralidad y tomar medidas contundentes para contenerla y castigarla.
Fui castigado en la escuela, azotado en el colegio y en la iglesia, por mis padres y parientes; y todo porque afirmaban que me había portado mal y que merecía ser castigado.
Pero lo más extraño era...
Ninguno de los cientos de adultos que me juzgaron y castigaron a lo largo de mi infancia reconoció jamás que mi madre era una abusadora que golpeaba violentamente a sus propios hijos.
Podían detectar señales sutiles de rebeldía o desobediencia en mi comportamiento, castigándome de forma dura o agresiva, pero eran completamente incapaces de identificar las disfunciones mentales y morales evidentes en mi madre, de preguntarme cómo estaba, de tomar alguna acción para protegerme o de oponerse a la violencia a la que estaba sometido.
He estado luchando con esta enorme cuestión durante más de medio siglo.
¿Cómo es posible que los adultos puedan castigar a los niños por transgresiones menores –una vez fui azotado por trepar una cerca para recuperar una pelota de fútbol– pero sean completamente ciegos e impotentes ante adultos abusadores de niños dependientes e inocentes?
Cuando era niño, veía interminables películas y programas de televisión sobre héroes que confrontaban, combatían y vencían a los malos. Los héroes eran buenos, los villanos eran malos, la lucha era clara, las victorias difíciles pero seguras.
Me enseñaron sobre figuras religiosas e históricas que buscaron y lucharon contra malhechores hasta casi la muerte –y a veces más allá, sacrificándose para salvar al mundo de la inmoralidad...
Estos eran los relatos, la historia, la teología. Sin embargo, nadie en mi vida pudo detectar o actuar contra un mal claro en su entorno, incluso dentro de su propia familia, contra su propia sangre...
Expertos rastreadores afirman tener la capacidad de poner su oído sobre una vía de tren y escuchar una locomotora viniendo desde muchos kilómetros de distancia. Si un hombre afirmara tener esta habilidad y fallara en notar un tren gigante que se aproxima a toda velocidad a solo 20 metros de distancia, ¿no sería eso algo bastante extraño?
¿No sería una señal de que, de hecho, este loco?
Imaginen contratar a un guía de safari para llevarlos al corazón de la jungla a fin de tomar fotos de un rarísimo tigre blanco. Imaginen estar en el campamento antes de partir, escuchándolo hablar de todas las complicadas y misteriosas técnicas que va a usar para rastrear a este tigre blanco, y luego imaginen que su discurso continúa sin pausa mientras un tigre blanco se acerca y se sienta a sus pies.
¡Y su guía no ve nada!
Simplemente sigue divagando, diciendo lo brillante que es para rastrear y detectar tigres increíblemente raros, ¡sin notar en absoluto el enorme animal a sus pies!
Una vez más, ¿no sería un candidato para el manicomio?
¿Confiarías en este loco para guiarte a lo profundo de una jungla sin senderos?
Este es el mundo.
El mundo de los niños.
El mundo de las víctimas de abuso.
Nosotros, las víctimas, vivimos en un mundo que asegura tener una profunda experiencia en la identificación y castigo de los malhechores, mientras recibimos severos castigos por nuestras transgresiones más pequeñas, al mismo tiempo que nuestros abusadores son invisibles, alabados o protegidos y defendidos.
Esto, por supuesto, es la razón por la cual el abuso sigue existiendo.
Los castigos morales solo se imponen a las víctimas indefensas, nunca a los poderosos agresores.
Si, en una cena familiar, una víctima adulta de abuso infantil finalmente revela los horrores que enfrentó, su familia generalmente se sentirá más molesta por las palabras de la víctima que por las agresiones pasadas del abusador.
Esta es simplemente la realidad de dónde y cómo vivimos.
Nuestro mundo está muy lejos del cielo: es un infierno para las víctimas, un paraíso sádico para los abusadores, y una especie de extraño purgatorio para los facilitadores del abuso, que vagan en una neblina de desconexión y evasión, proclamando virtud, pero castigando únicamente a las víctimas que hablan.
Muchas personas han estado esperando este libro con gran anticipación.
Estoy seguro de que los decepcionaré.
Lo siento de verdad, pero este libro tiene que ser como es.
Incontables personas me han rogado durante años que escribiera este libro, y estoy seguro de que las sorprenderé y decepcionaré al mismo tiempo.
También lo siento por eso.
Pero defiendo la necesidad de lo que aquí he hecho.
La gente espera que un libro sobre la crianza pacífica sea... bueno, pacífico, ¿no?
Tiene sentido, lo entiendo...
Pero lograr un mundo pacífico significa exponer y oponerse al mal y a la violencia.
Puedes traer la paz a un pueblo en el salvaje Oeste, pero primero tienes que derrotar a los malos, y eso no es un proceso muy bonito.
Aunque hablo de eso, este libro no trata solo de ser amable con los niños o de razonar con ellos.
Este libro promueve la crianza pacífica eliminando los obstáculos que la impiden.
Este no es un proceso bonito.
No estoy seguro de cuántas personas me escucharán, pero lo diré de todas formas…
Si has golpeado a tus hijos, te ruego que lo consultes con un buen terapeuta antes de leer este libro.
Si has gritado, descuidado o insultado a tus hijos, lo mismo.
Si tienes un trauma significativo no procesado por tu propio abuso infantil, lo mismo.
Si no tienes un corazón bondadoso y de confianza a tu lado, este libro probablemente será extremadamente desestabilizador.
Filósofos y teólogos han escrito sobre el bien y el mal durante miles de años, pero casi nunca sobre la ética y las virtudes de los niños y los padres.
Los socialistas han hablado sobre los males de las disparidades de poder –económicas y políticas– durante cientos de años, pero nunca han abordado la mayor disparidad de poder en el universo humano: la diferencia de poder entre padres e hijos.
Las feministas han hablado sobre los males del patriarcado durante décadas, afirmando que los hombres tienen poderes económicos y políticos mucho mayores que las mujeres, pero nunca han hablado sobre el poder infinitamente mayor que las madres tienen sobre sus hijos, y con qué frecuencia es mal utilizado y abusado.
Los comunistas hablan sobre cómo los dueños de los medios de producción explotan a sus trabajadores pagándoles menos del valor de lo que producen, pero nunca critican la deuda nacional, que es una explotación y esclavitud a los no nacidos –¡seguramente el mayor robo en la historia de la humanidad!
En todo el mundo, se ve esta evasión salvaje: la gente grita sus condenas morales desde los tejados, gritando en las caras de las clases abstractas, las élites políticas, los ricos y bien conectados, pero nunca llegan a las guarderías y jardines de infantes, a las habitaciones oscuras de niños ocultos y maltratados.
Se escuchan interminables diatribas contra el poder del marketing, la propaganda y los males de la publicidad manipuladora, pero ¿con qué frecuencia se reconoce siquiera la programación social infligida a niños indefensos y cautivos en las escuelas públicas?
Este libro enfrentará toda la hipocresía, mentiras y manipulaciones que habilitan y encubren el abuso de niños en nuestra sociedad.
En tu familia.
Porque –ya sabes...
Conoces a algún niño en tu entorno –que tal vez ves todos los días– que es tímido, evasivo y tembloroso, como si estuviera aplastado bajo el peso de una carga invisible.
Y por supuesto, lo está…
La carga no es principalmente el abuso que él o ella está sufriendo, sino tu silencio y evasión.
Nuestra sociedad está configurada de tal manera que es muy difícil saber qué hacer en situaciones de abuso infantil. Si tratamos de proteger al niño, eso podría provocar aún más al abusador, quien todavía mantiene el poder sobre el niño indefenso.
Si confrontamos al abusador, lo mismo.
Solía pensar que todos los adultos a mi alrededor no me protegían porque tenían miedo de provocar aún más a mi madre; soñaba que esperarían hasta que yo fuera independiente, libre de ella, antes de sentarme y contarme sus razones por no haberme ayudado.
Me separé de mi madre cuando tenía quince años.
Trabajé tres empleos, acogí a compañeros de cuarto, pagué mis cuentas, construí mi camino.
Estaba liberado.
A veces miraba el teléfono, mi polvoriento teléfono rojo con dial rotativo, esperando que sonara, esperando que las explicaciones llegaran.
Nada…
Esperé mucho, mucho tiempo.
A mis veintitantos años, mis parientes vinieron de visita a la ciudad para una boda familiar, pasé días con ellos, esperando una palabra, un reconocimiento – una disculpa, tal vez.
De nuevo – nada…
Han pasado treinta años desde entonces – todos están muertos ahora.
Estoy bastante seguro de que ese viejo teléfono nunca sonara.
Pero me han ayudado, de alguna manera – y a través de su ayuda, espero ayudar al mundo.
Cuando era niño, los adultos a mi alrededor no me sermoneaban ni me castigaban porque tuvieran comprensión moral, una capacidad clara para identificar las malas acciones, y una fuerte voluntad para corregir la inmoralidad; había otra razón completamente diferente…
Hablaré de eso más tarde.
Puedes acompañarme, si te atreves.
Pero no será bonito.
Las figuras de autoridad de mi infancia no estaban esperando que fuera adulto para decirme lo mal que se sentían por el abuso que sufrí.
O no se dieron cuenta, o no les importaba.
Es inaceptable.
Una familia solía acogerme regularmente, como un refugiado de la violencia, y trataron con mi madre muchas veces.
De nuevo, a mis veintitantos años, me reuní con esta familia otra vez, y la madre me preguntó, con gran simpatía y ternura, “¿Cómo está tu pobre madre?”
Indignante.
Recuerdo – incluso cuando era niño – que pensé que, si alguna vez alcanzaba alguna clase de prominencia pública, haría todo lo que estuviera a mi alcance para ayudar a las víctimas de abuso infantil.
Aunque personalmente he confrontado a padres agresivos en público, la mayor parte de mi trabajo ha sido por internet, escuchando a miles de víctimas adultas de abuso infantil, empatizando con ellas y proporcionando claridad moral sobre sus desesperadas situaciones.
¿Cuántos de ellos me han dicho alguna vez que los adultos en sus vidas intentaron ayudarlos cuando eran niños? La respuesta ha sido dolorosamente consistente. Ninguno.
Ningún adulto en sus vidas – pasadas o presentes – ha mostrado la menor pizca de conciencia, comprensión o simpatía por el abuso que sufrieron de niños, ni siquiera los adultos que presenciaron directamente ese abuso.
Durante 18 años, he tenido un canal abierto para cualquiera que quiera hablar sobre cualquier tema filosófico que tengan en mente. He invitado a debates sobre ética, metafísica, epistemología, libre albedrío – lo que sea. Cualquier tema es bienvenido.
Y – ¿de qué quieren hablar las personas, cuando pueden hablar de cualquier cosa?
Casi siempre, de su infancia.
A veces siento que soy la única persona en el mundo que siempre escuchará, empatizará y proporcionará claridad moral a aquellos que han sufrido a manos de abusadores.
Nunca le digo a nadie qué hacer, por supuesto – soy firme creyente en el libre albedrío, y nunca trataría de que alguien sustituya sus pensamientos por mi juicio.
Les doy un automóvil, pero nunca les digo a dónde conducir.
La moralidad sin control – la moralidad que informa y libera, en lugar de avergonzar y castigar – puede ser profundamente perturbadora.
Si aún no entiendes esto, lo harás en el transcurso de este libro.
Te digo esto: si decides leer este libro, rápidamente te darás cuenta de por qué nunca se ha escrito antes.
Los argumentos no son complicados – la claridad moral es simple.
Este no es un libro que detalla las matemáticas de la física cuántica, las salvajes contradicciones de la teoría de cuerdas, o cómo navegar las leyes fiscales hipercomplejas – o cómo equilibrar los intereses personales, la aceptación social y la integridad moral.
Este es un libro que incluso un niño puede entender.
Este es el libro que tu niño interior ha estado esperando.
Siempre me ha impresionado el hecho de que Sócrates nunca usara lenguaje técnico cuando discutía filosofía con la gente – por ejemplo, no se puede encontrar un solo ejemplo de él usando la palabra “epistemología”.
Aunque ciertamente he escrito obras más técnicas de examen filosófico, me he esforzado por mantener este libro tan claro y accesible como es humanamente posible.
No tiene sentido escribir un manual moral complejo para la mejora del mundo en su conjunto.
Normalmente escribo en párrafos bastante largos – este libro está compuesto principalmente por puntos clave. De hecho, balas.
Si fuiste abusado como niño – y la mayoría de los niños en el mundo lo son, esa es la realidad del mundo – entonces tienes mis más profundas y sentidas condolencias.
Estuvo mal, es inaceptable – ¡y debe cambiar!
Nadie estuvo allí para mí, y eso es una verdadera lástima.
Algunas personas infligen su dolor al mundo – otras proporcionan lo que les fue negado.
Lo siento mucho por tu dolor – fue horriblemente injusto.
Lo siento mucho que – lo más probable – nadie te haya ayudado, o lo haya notado – ni en el pasado ni ahora.
Lo siento mucho que nadie haya estado allí para ti.
Con este libro, puedo estar aquí para ti.
Aquí para ti, ahora.
Es hora.
Comencemos.
Introducción
Si el mundo es un infierno, es por nuestra infancia.
La infelicidad, la miseria, el dolor y la violencia del mundo han sido "explicados" según diversas teorías, todas diseñadas para distraernos del tema central, intimo y crucial.
Los socialistas nos dicen que el mundo es un infierno debido a la explotación económica y ambiental, sin jamás preguntar por qué las personas terminan siendo tan insensibles como para usar y desechar a sus semejantes a través de la fría física de la despiadada utilidad económica.
Los teólogos explican que el mundo es un infierno porque nacemos pecadores, y debemos ser golpeados y aterrorizados para llegar siquiera a una remota aproximación a la virtud.
Los educadores explican que el mundo es un infierno porque los niños son obstinados y desobedientes, y deben ser amenazados y acosados para que alcancen el conocimiento y acepten la conformidad.
Los antirracistas explican que el mundo es un infierno porque la gente odia y desconfía de otras etnias, sin jamás preguntar por qué las personas terminan siendo xenófobas, odiosas y temerosas.
Las feministas explican que el mundo es un infierno porque los hombres odian y temen a las mujeres, y por eso desean acosarlas y controlarlas, sin jamás explicar por qué los hombres podrían odiar y temer a las mujeres, ¡especialmente cuando son criados por mujeres!
Los biólogos evolutivos explican que el mundo es un infierno porque la humanidad es un animal, con las pasiones, deseos y sed de dominación propios del animal. Nadie jamás explica por qué la ciencia es posible para la humanidad, pero no para ninguna otra especie, mientras que la virtud no lo es.
Todos los movimientos por los derechos civiles han luchado por incluir a los grupos excluidos en el centro moral de la sociedad. Las normas morales –tanto legales como sociales– que se establecieron para excluir a diversas razas, sexos y clases han sido desafiadas y derrocadas. Se ha perseguido con avidez –y a menudo logrado– el objetivo de incluir a todos los grupos excluidos en los principios morales centrales de la sociedad, muchas veces en beneficio de todos.
¿Por qué nunca ha habido un movimiento por los derechos civiles para la clase más abusada, controlada y explotada de la sociedad: los niños?
Todo será explicado.
¿Qué más?
Bueno, el escepticismo hacia lo artificial también ha sido un impulso central del pensamiento moderno: evitar plásticos, químicos, pesticidas, y demás. Comprar productos orgánicos, vivir de forma natural, abrazar la sabiduría de nuestros antepasados –innumerables comunidades persiguen estos objetivos con entusiasmo.
Tenemos términos para el sexismo, el racismo, la homofobia, la islamofobia, la xenofobia, el clasismo – la lista hoy en día es prácticamente interminable. Se dice que el miedo y el odio hacia el "otro" lleva a un lenguaje odioso, violencia, terrorismo –incluso guerras.
Para toda nuestra sabiduría moral moderna, una palabra permanece conspicuamente ausente en nuestra interminable vigilancia del lenguaje, la exclusión y el desprecio.
¿Dónde está la palabra "infantilismo"?
¿Por qué ni siquiera tenemos una palabra para el prejuicio contra los niños?
"Ah," podrías decir, "esto se debe a que la sociedad valora a sus niños, dedica gran energía a educarlos y criarlos, por lo tanto, no tendría mas sentido tener una palabra llamada 'infantilismo' que tener una palabra llamada 'amorismo'. ¡No podemos tener prejuicios contra aquello que amamos!"
Interesante…
Pero ¿es cierto?
Es cierto que la sociedad dice adorar y amar a sus niños, y realmente dedica gran energía a educarlos y criarlos.
¿Qué es lo que siempre escuchamos?
“Los niños son nuestro futuro, nuestra herencia, nuestros mundos, el propósito de nuestra vida y ser, la base de nuestra civilización…” –¡y muchas cosas más!
La fallecida cantante Whitney Houston tenía una famosa canción "The Greatest Love of All" que comenzaba así:
Creo que los niños son nuestro futuro
Enséñales bien y déjalos guiar el camino
Muéstrales toda la belleza que tienen dentro
Dales un sentido de orgullo para facilitarles el camino
Que la risa de los niños nos recuerde cómo solíamos ser…
Tristemente, Whitney fue víctima de abuso sexual infantil, creció para convertirse en adicta a las drogas, y reprodujo todo el inevitable abuso y negligencia en su propia hija, quien, como su madre, también murió en una bañera con una gran cantidad de drogas en su cuerpo.
Whitney cantaba sobre la virtud, pero vivió una vida profundamente destructiva.
Pero ¿cuál es la teoría general?
Bueno, que la sociedad ama a los niños, y por lo tanto nunca necesitaríamos una palabra para describir el prejuicio de la sociedad contra sus propios niños.
Si amas el chocolate, ¿cómo puedes tener prejuicios contra el chocolate?
Si amas a tu esposa, por definición, no puedes odiarla ni excluirla.
¿De qué estás hablando, Stefan?
Bueno, la filosofía se trata de escepticismo, y cuanto más tiempo ha perdurado una afirmación, y cuanto más aceptada está, más motivados están a cuestionarla los filósofos.
La institución de la esclavitud fue universalmente aceptada y practicada en todo el mundo, durante toda la historia, hasta que los filósofos morales y teólogos finalmente la cuestionaron.
El mundo moderno se basa en el escepticismo hacia la "sabiduría" tradicionalmente aceptada.
La ciencia, la tecnología, la ingeniería, la medicina –todas se fundan en el escepticismo hacia las "verdades absolutas" anteriormente aceptadas.
Las luchas contra la exclusión se fundaron en el escepticismo hacia la sabiduría aceptada de excluir a otras razas, sexos, clases y grupos.
La razón exige que juzguemos a los demás –y a nosotros mismos– no por palabras, sino por hechos.
Si un hombre afirma valorar apasionadamente a una mujer, y luego la deja después de tener relaciones sexuales, ¿aceptaríamos sus afirmaciones de afecto?
No, seguramente juzgaríamos sus acciones, no sus palabras.
Las buenas palabras a menudo camuflan malas acciones.
Los estafadores nos confunden antes de robarnos; los seductores nos cortejan antes de explotarnos y abandonarnos. Los políticos nos prometen el cielo, luego nos entregan el infierno. Las personas fingen estar heridas para acercarse a ti, y luego robarte a ciegas. Los estafadores fingen querer ayudarte, y luego te roban.
Y, lo creas o no, los criminales generalmente afirman ser inocentes, incluso cuando son culpables.
Imagina un mundo donde las declaraciones fueran equivalentes a la verdad objetiva.
Si repruebas un examen, pero le dices a tu profesor que lo aprobaste, ¡entonces tendría que cambiar tu calificación!
Si no pagas tus impuestos, pero luego informas al gobierno que sí los pagaste, tendrían que aceptarlo.
Si te atraparan robando en una tienda, podrías decirle al dueño que no estás robando, y tendría que dejarte ir.
Podrías afirmar ser médico, y nadie podría contradecirte.
Como niño, podrías ser atrapado con chocolate por toda la cara, pero con razón afirmar que nunca tocaste el chocolate.
Si te cansaras de hacer pagos hipotecarios, podrías simplemente llamar al banco y decirles que en realidad posees la casa sin hipoteca, y todo estaría bien.
La sociedad se derrumbaría en unas cuarenta y ocho horas si las afirmaciones siempre se aceptaran como verdad.
Tenemos estándares de evidencia, empirismo, pruebas y lógica, para separar a los mentirosos que explotan la moralidad de las personas honestas que buscan virtud.
¿Qué decimos, si somos racionales?
"Esta es tu afirmación, ¿cuál es la verdad?"
Esta es la esencia no solo de la filosofía, sino de la sociedad, la racionalidad, la funcionalidad, y la supervivencia.
Imagina a un cazador primitivo volviendo a casa con las manos vacías, pero afirmando haber matado un gran ciervo. ¿Comería alguien?
Imagina a un hombre en la jungla siendo cazado por un tigre, ¿podría salvarse cerrando los ojos y repitiendo una y otra vez, "no hay tigre, no hay tigre"?
Por supuesto que no, estos ejemplos son casi demasiado tontos para mencionarlos.
Todos entendemos que solo empoderamos y alentamos a los mentirosos al negarnos a buscar la razón y la evidencia.
La sociedad dice amar a sus niños –muy bien, busquemos la razón y la evidencia.
Antes de que emprendamos este viaje, necesito repetir mi advertencia.
Este libro será horrible para ti, pero la alternativa es mucho peor.
Algunos tratamientos médicos pueden ser horribles, pero son preferibles a morir.
Es horrible mirarse en el espejo y aceptar que estás gordo, pero es mejor que contraer diabetes y enfermedades del corazón.
Puede ser horrible ser autocrítico, pero es mejor que la corrupción y la decadencia de evitar la autocrítica racional.
Aprender es doloroso, pero la alternativa suele ser mucho peor.
Este libro será doloroso para ti porque no trata de temas abstractos, ideales filosóficos grandilocuentes o suaves exhortaciones a la virtud futura.
Este libro trata sobre tu dolor.
Este libro trata sobre tu vida.
Este libro trata sobre tu infancia.
Este libro es doloroso, pero la alternativa es infinitamente peor.
Si la sociedad realmente ama a sus hijos y los cría de manera sabia, virtuosa y correcta, entonces estamos verdaderamente condenados, porque el infierno actual es lo mejor que podemos esperar.
Si haces ejercicio y comes de manera saludable, pero aumentas de peso cada semana, algo anda muy mal en tu cuerpo.
Si comes demasiado y no haces ejercicio, entonces tienes una solución para tu aumento de peso: ¡come menos y haz ejercicio!
Deberíamos desear que la sociedad no amase ni valorase a sus hijos, de lo contrario, poco podría mejorar.
En otras palabras, si ya estás haciendo lo mejor que puedes, nunca podrás mejorar el resultado.
Si la sociedad trata a sus hijos maravillosamente, entonces no hay camino hacia la mejora. La violencia, la discordia, la soledad, la falta de amor, la explotación, la traición – todos los males que se incuban y crecen en el corazón humano y en nuestro mundo social – nunca podrán ser curados.
Hemos pasado los últimos cientos de años intentando ser más inclusivos y crear armonía en la sociedad, pero la desarmonía solo está aumentando.
Hemos pasado innumerables milenios tratando de detener la guerra, pero la guerra sigue existiendo.
Hemos pasado una eternidad combatiendo la inmoralidad, pero el mal sigue creciendo.
O nos estamos perdiendo algo esencial, o estamos verdaderamente condenados.
Yo elijo la esperanza.
Sin embargo…
Elegir la esperanza significa aceptar el dolor.
Así que, que así sea.
Formularemos y responderemos esta pregunta:
¿La sociedad realmente ama a sus hijos?
¿Amamos a Nuestros Hijos?
El amor y la violencia son opuestos.
Un hombre no puede afirmar que ama a una mujer si la golpea.
Una mujer no puede afirmar que ama a su gato si lo deja morir de hambre.
Un matón no puede afirmar que ama a sus víctimas.
¿Y qué hay del amor y la explotación?
¿Puede un hombre afirmar que ama a su novia mientras secretamente acumula deudas en sus tarjetas de crédito?
La esclavitud por deuda es lo opuesto al amor.
Hagamos un experimento mental.
Imagina una raza de piel púrpura.
La sociedad afirma amar a estos "púrpuras".
Las afirmaciones de afecto no son pruebas de amor: los abusadores, acosadores, sectas y corporaciones explotadoras a menudo afirman "amar" a sus víctimas.
Ahora, imagina que, en la sociedad que afirma amar a "los púrpuras", los siguientes hechos son ciertos:
Estos hechos contradecirían completamente la afirmación de la sociedad de su "amor" por los púrpuras.
Si se tratara de mujeres, lo llamaríamos sexismo.
Si se tratara de negros, indios o hispanos, lo llamaríamos racismo.
Sin embargo, ni siquiera tenemos una palabra para el prejuicio contra los niños.
Esto no es un accidente.
“Infantilismo” ni siquiera es una palabra.
¿Por qué no?
Infantilismo
¿Qué es el "infantilismo"?
Es el prejuicio y la hostilidad universal, implacable, y a menudo institucional contra los niños.
En todo el mundo, los padres golpean a sus hijos, los obligan a permanecer sentados o los confinan en su habitación. Les niegan comida, les gritan y los dejan llorando en guarderías. Los niños están atrapados en casa y no pueden salir.
Una sociedad que ama a sus hijos no tendría deuda nacional ni pasivos no financiados. No obligaría a los niños a asistir a escuelas donde sus intereses son ignorados y donde son drogados por no prestar atención.
Los niños son más felices en hogares con padre y una madre que se queda en casa. Una sociedad dedicada a la seguridad de los niños promovería la familia. No alentaría a las madres a separarse de sus recién nacidos, lo que beneficia a empleadores y gobiernos, pero perjudica el vínculo madre-hijo, llevando al caos y la violencia en el futuro.
No pagaría a las madres para que dejen a sus familias a través de la asistencia social, la pensión alimentaria y la manutención de los hijos.
Una sociedad que ama a sus hijos priorizaría sus necesidades y felicidad en las decisiones sociales y legales. Cada pregunta estaría guiada por:
¿Deberían los niños ser golpeados?
La respuesta es simple: Golpear a los niños es desastroso para estos.
¿Deberíamos gritar a los niños?
La respuesta también es simple: El abuso verbal es desastroso para los niños.
¿Deberíamos poner a los niños en escuelas estatales?
A los niños les va muy mal en las escuelas estatales.
¿Deberíamos financiar la actual avaricia de la sociedad esclavizando a nuestros hijos con deudas futuras?
La respuesta es evidente.
Para ver si la sociedad realmente ama a sus hijos, pregúntate:
¿Sería elegido un político que sugiriera recortes de gastos para pagar la deuda nacional por el bien de los niños?
¿Aceptarían los sindicatos escolares cambios en el plan de estudio basados en lo que es empíricamente mejor para los niños?
¿Sería considerado bueno criticar a quienes infligen dolor de por vida con el divorcio a los niños?
¿Qué hay de las mujeres que tienen hijos fuera del matrimonio? ¿O de los hombres que abandonan a sus hijos?
Aquellos acusados de intolerancia verbal son rechazados, pero quienes dañan objetivamente a sus hijos son elogiados.
Las personas son criticadas por sus palabras, pero elogiadas por sus acciones dañinas.
Usar insultos es inaceptable, pero gritar, golpear, confinar e indoctrinar a los niños es aceptado.
¿Por qué hay guerra, promiscuidad, adicción, crimen y violencia?
Porque los niños son abusados.
Decimos que los amamos, mentimos.
Es simple.
El mundo es un infierno debido a la infancia.
Por Qué Castigamos a los Niños
¿Piensas que mi caso es demasiado fuerte, radical?
De acuerdo, ¡escuchemos la otra postura!
El contraargumento es:
"Los niños deben ser golpeados o controlados porque carecen de un sentido de las consecuencias. Frenas un niño que corre hacia el tráfico o que intenta agarrar una olla con agua hirviendo. Los niños son impulsivos y no son conscientes de los peligros, por lo que usas consecuencias físicas para prevenir peores resultados."
Este argumento se desmorona con un momento de reflexión.
Es infantilismo - prejuicio contra los niños - argumenta que:
"Es apropiado usar la violencia contra aquellos con habilidades cognitivas limitadas."
Si un adulto con discapacidad cognitiva comete un error, ¿es aceptable gritarle, golpearlo o castigarlo?
¡No!
Si tu madre anciana tiene una discapacidad cognitiva, ¿puedes golpearla si olvida sus llaves?
¡No!
Entonces, la idea de que golpeamos a los niños porque tienen limitaciones cognitivas es falsa.
Todos los grupos en la sociedad que comparten características con los niños están protegidos, excepto los niños.
Si una madre dice que golpea a sus hijos porque no escuchan, está mintiendo.
Imagina una madre en el trabajo explicándole a su jefe cómo algo no se puede hacer, pero él no la escucha. ¿Lo pone sobre sus rodillas y lo golpea?
¡No!
¡Sería arrestada por agresión!
Si le dijera a los oficiales que golpeó a su jefe porque no la escuchó o la desafió, ¿qué dirían ellos?
"Señora, ¡no puede golpear a alguien solo porque no la escucha!"
Imagina a un político proponiendo que sea legal golpear a cualquiera que no escuche o no esté de acuerdo.
La gente consideraría su campaña como moralmente errónea.
Sin embargo, aceptamos esto como una "razón" por la que los padres golpean a sus hijos.
Si decimos que arrestamos a personas negras por robar, pero dejamos libres a todas las demás razas por el mismo comportamiento, es mentira decir que arrestamos a personas negras por robar.
Si insultamos, golpeamos y castigamos a los niños por sus errores y por no escuchar, pero nunca hacemos esto con otros, estamos mintiendo sobre nuestras motivaciones morales.
Por todas partes ves el mismo patrón: ¡El castigo y la violencia son moralmente malos para nosotros, pero moralmente buenos para los niños!
Eso es infantilismo.
La gente también dice: "Golpeo a mis hijos porque no pueden razonar."
Imagina esto en la sociedad.
¿El mundo está lleno de personas profundamente dedicadas a razonar?
No.
Entonces, ¿es moralmente bueno golpear a las personas si no razonan? No.
¿Ves lo loco que es esto?
¿Ves cómo nuestras supuestas reglas morales "universales" revelan el prejuicio vicioso del infantilismo?
¿Los niños Razonan?!
Te puede sorprender que incluso los bebés pueden razonar; a partir de los quince meses, pueden realizar un profundo razonamiento moral. La triste realidad es que la mayoría de los padres no lo creen porque nunca han intentado razonar con sus hijos.
Para muchos padres, "razonar" significa estar de acuerdo.
“¡Te lo he pedido amablemente!” suele preceder un ataque coercitivo.
El desacuerdo o la inconveniencia a menudo conducen a la violencia, ya sea física o emocional.
Es una locura.
Si sacas una pistola durante una discusión y tu oponente te golpea, no es prueba de que él sea irrazonable; ¡tu provocaste la violencia!
De manera similar, durante los primeros meses de vida, padres y madres no intentan razonar antes de golpear a sus hijos; los golpean desde el principio, lo que impide el desarrollo de sus habilidades de razonamiento.
El golpe viene primero; la excusa de "los niños no pueden razonar" viene mucho después.
Moralmente, la sociedad sostiene dos principios centrales.
El primero es:
Una incapacidad genuina nunca debe ser castigada, sino más bien tratada con gentileza. Si un niño o un adulto no puede escuchar, no lo castigamos; nos acomodamos a su limitación. Si creemos que los niños no pueden razonar, deberíamos ver esto como una incapacidad y nunca castigarlos por ello. No castigaríamos a un bebé por orinar en la alfombra, sabiendo que no puede controlar su vejiga.
Sin embargo, los niños, limitados físicamente en su capacidad de razonamiento, son castigados por esto todo el tiempo. Si un invitado escribe en nuestras paredes, no le gritamos, golpeamos ni castigamos.
A los adultos se les perdona; a los niños se les castiga.
Esto no se trata de virtud; se trata de poder.
¿Por qué castigamos a los niños?
¿Por qué nosotros somos buenos y ellos son malos? ¿Porque se niegan a razonar, dejando la agresión y la violencia como nuestra única opción?
No.
Castigamos a los niños porque podemos.
Cuando la esclavitud era legal, los dueños de esclavos golpeaban a sus esclavos porque podían. Si golpeamos, gritamos, castigamos o llamamos a los niños nombres abusivos, pero nunca atacamos a adultos, es simplemente porque podemos.
El segundo estándar moral en la sociedad es:
A medida que aumentan las disparidades de poder, también aumentan los estándares morales. Un hombre puede invitar a salir a una mujer, tal vez incluso en el trabajo. Sin embargo, un jefe no debería invitar a salir a un empleado debido al desequilibrio de poder. Un policía abusando de su poder es peor que un ciudadano privado abusivo debido a la disparidad de poder. Un juez corrupto es castigado más severamente que un vendedor corrupto.
Cuanto más poder existe, más virtud se requiere. Un hombre en coma no es elogiado por su moralidad, porque no tiene la capacidad de hacer el bien o el mal.
Una mujer sin dinero no es despreciada por no dar a caridad, pero un multimillonario sí lo sería.
Poder versus Virtud: Una Historia de Amor
Todos aceptamos lo siguiente como un fundamento moral: cuanto mayor sea la disparidad de poder en una relación, más virtud se requiere de aquellos que ostentan el mayor poder. Este es el hecho más básico: no hay mayor disparidad de poder que la que existe entre padres e hijos.
Castigamos a un jefe que invita a una cita a su secretaria debido a la disparidad de poder. Más poder requiere más virtud. Si un prisionero amenaza a un guardia, no significa mucho, pero si el guardia amenaza al prisionero, lo significa todo.
Imagina la dinámica de poder de la paternidad en un matrimonio.
Juan y Maria están casados. Maria fue asignada a Juan y esta no tuvo elección. No puede irse por al menos dieciocho años. Maria solo puede salir de la casa con Juan o con alguien con autoridad sobre ella. No puede salir sola durante los primeros ocho o diez años.
Juan tiene control total sobre Maria. Puede golpearla, restringirla, negarle comida, aislarla de sus contactos sociales, confinarla, gritarle y llamarla nombres despectivos. Maria no puede irse ni defenderse. Si Juan golpea a Maria y ella se resiste, Juan puede llamar a la policía, quienes le darán una lección a Maria sobre la necesidad de ser más obediente.
Si Maria se queja de la violencia y abuso de Juan, todos le dicen que perdone a Juan, que se quede con él de por vida, que lo cuide, le dé dinero y se someta a sus preferencias sin esperar una disculpa o cambio.
Le dicen que hablar con Juan sobre su abuso lo molestará, que "él está haciendo lo mejor que puede." Maria es constantemente recordada sobre el difícil pasado de Juan, y se le dice que su trabajo es amarlo y comprenderlo, y nunca abandonarlo.
Después de veinte años de abuso y de rogar por un cambio, si Maria se va de casa, debe mantener su nueva libertad en total secreto, sabiendo que la gente la condenará por no apoyar a su "amoroso" esposo.
Si Maria menciona siquiera la posibilidad de escapar de su relación abusiva, enfrenta frialdad, rechazo y hostilidad.
Maria se da cuenta de que las mujeres que entran voluntariamente en un matrimonio y lo abandonan son elogiadas por su valentía, mientras que ella, que fue forzada desde niña a un matrimonio abusivo, es condenada.
El mundo solo parece cuerdo si te niegas a pensar. Este es el estándar que Maria enfrenta: salir de una relación voluntaria es elogiado; huir de una relación abusiva e involuntaria es condenado.
Los niños dependen de sus padres y no pueden irse. Esto no es un problema moral o legal, sino un hecho biológico. El hecho de que los niños estén atrapados involuntariamente con sus padres no es un problema a resolver, ya que no hay solución, sino una disparidad de poder que debe ser reconocida.
Es extraño que esperemos los mayores estándares morales de las personas con más poder, excepto de los padres, quienes tienen el mayor poder en el universo y pueden hacer casi cualquier cosa.
Esta es una bizarra inversión moral: tenemos el principio de que, a medida que el poder aumenta, los estándares morales también deben aumentar, excepto en la cima del poder, donde se aceptan y elogian inmoralidades salvajes.
Esto sería tan extraño como que una feminista afirmara que los comentarios inapropiados y miradas son malos, pero que los líderes patriarcales solo son morales si abusan y violan a voluntad.
También es extraño que muchos de los que se oponen a la violencia y la corrupción se nieguen a abordar el abuso del poder parental contra los niños. Miles de millones entran en pánico por posibles cambios climáticos dentro de 100 años, mientras pasan por encima de los incontables cuerpos de niños rotos.
Si el movimiento ambiental está impulsado por la preocupación por los niños y su futuro, y por la preocupación por el uso de los escasos recursos naturales, debería oponerse al divorcio, que perjudica a los niños y desperdicia recursos.
Durante miles de años, los moralistas han condenado y se han opuesto a la guerra, mientras evitan la interminable guerra de la sociedad contra sus propios hijos.
Millones que apoyan el principio de no agresión evitan condenar la mayor violación de este principio: la violencia física y verbal contra los niños.
Invertir los Principios
No podemos pretender ser morales si invertimos los principios a voluntad.
No podemos decir que es incorrecto que un jefe invite a una cita a su secretaria debido a la disparidad de poder, pero que está bien que una madre, que tiene mucho más poder, golpee a su niño.
La secretaria puede presentar una queja, renunciar o rechazar los avances. Los niños abusados no pueden irse, defenderse o buscar apoyo. Si se quejan, son ignorados. Si se defienden, los castigos se intensifican hasta llegar al peligro mortal. Los niños no tienen independencia, ni estatus legal, ni elección, ni libertad, ni autodefensa, ni capacidad para evitar a sus verdugos.
Si el padre es el matón, no hay escape.
Volvamos a Juan y Maria.
Si Juan quiere que su esposa lo ame, pero ella fue forzada a casarse con él y no puede divorciarse, ¿hay algo qué pueda hacer?
Las relaciones involuntarias tienen un déficit: no son elegidas. Un matrimonio feliz puede comenzar en un "más diez"; un matrimonio forzado comienza en un "menos diez."
Las personas que eligen casarse comienzan en un "más seis a ocho": la felicidad de casarse, pero con cierta incertidumbre sobre el futuro. Para alcanzar el "más diez," necesitan 2 a 4 puntos extra de felicidad.
Los matrimonios forzados comienzan en un "menos diez"; para alcanzar el "más diez," se necesitan veinte puntos extra de felicidad.
Para lograr un matrimonio feliz, Juan debe pensar: "Mi esposa no puede irse, así que debo ser tan bueno que ella me elegiría si pudiera. Debo actuar como si pudiera irse en cualquier momento, y mantener los más altos estándares de amor, humor y virtud."
La naturaleza involuntaria de la relación exige el más alto estándar de Juan para convertirlo de no elegido a elegido.
(Los adultos pueden dejar a padres abusivos después de dieciocho años, pero les cuesta casi todas las relaciones, como si una esposa dejara a su esposo después de dieciocho años, perdiendo todos los lazos sociales y familiares.)
Los padres eligen tener hijos; los hijos no eligen nacer ni eligen a sus padres. Los niños están atrapados con sus padres, es una realidad biológica, no un problema moral o legal. Es un matrimonio arreglado, arreglado por la elección de los padres.
Para ser realmente amados, los padres deben pensar como Juan.
Juan dice: "Maria nunca me eligió, así que debo actuar para que, dada la opción, me eligiera."
De manera similar, los padres deben decir: "Mis hijos nunca me eligieron, así que debo actuar de manera que, dada la opción, aún me elegirían."
Si Juan continuamente le exige a Maria: "¡Me debes obediencia y amor, y te castigaré si no estás de acuerdo, desobedeces o me incomodas!" - ¿cuáles son las probabilidades de que Maria ame a Juan?
Hacer la pregunta es responderla.
Obligaciones Imaginarias
Una forma de abusar de alguien es crear obligaciones imaginarias y luego castigarlo por no cumplir con esas "deudas".
Imagina a un hombre que piensa que invitar la cena le da derecho a tener sexo. Si su cita se niega, él se enoja. Esto es abusivo.
De manera similar, los padres crean obligaciones como "obediencia" o "respeto" y luego castigan a sus hijos por no cumplir con esas deudas imaginarias.
El "sentimiento de derecho" es creer que se te debe algo que no has ganado. Un hombre que cree que las mujeres le deben sexo es peligroso. Un empleado que espera un salario sin trabajar está desquiciado.
Muchos padres creen que sus hijos les deben algo y usan la agresión si los niños no cumplen.
Tus hijos no te deben obediencia, respeto, amor, apoyo, recursos, atención, tiempo, llamadas telefónicas, dinero ni cuidado en tu vejez.
Crear obligaciones imaginarias es más fácil que ganarse el respeto genuino. Amenazar a las personas para reclamar que te "aman" es más fácil que ganarse el verdadero amor. Es más fácil robar, copiar un MP3, y matar que crear, escribir música y criar una vida.
Intimidar a los niños para que obedezcan es más fácil que inspirarlos a través de la virtud.
Forzar a una mujer a obedecer y decir que "te ama" te convierte en un matón. Imaginar que los niños te deben obediencia y luego intimidarlos para que cumplan es inmoral.
Conclusiones
Si creciste creyendo que el mundo es plano, porque así parece, todos lo dicen, y a los disidentes se les llama locos y se les margina, ¿tienes la culpa?
Deberíamos tener compasión por los efectos de los errores que nos imponen.
Si eres padre o madre, no se necesita mucho para entender que tus hijos no te eligieron.
Elevamos a los que tienen poder a estándares morales más altos y tratamos a los discapacitados con mayor gentileza.
No alentamos la violencia contra los vulnerables.
Estos simples principios son aceptados por todos.
Es una cosa creer que el mundo es plano cuando parece así y todos lo dicen. Es otra muy distinta después de haber estado en órbita y ver el planeta esférico.
La mayoría de nosotros experimentamos desprecio, hostilidad, agresión, violencia y abuso cuando éramos niños. Ya sea a través de la experiencia directa o al ver la diferencia en mejores familias, sabemos la verdad.
Discutiremos los hechos, razonaremos sobre la ética, y romperemos el prejuicio del infantilismo. Nos elevaremos a la altura de nuestra afirmación de amar y atesorar a nuestros hijos. Haremos lo más difícil. Solo aceptaremos honestidad, verdad y virtud. Aguantaremos nuestro dolor para llegar a nuestro destino moral.
Haremos esto porque la alternativa no es solo el infierno, sino la muerte. No hay otro camino. Debemos enfrentar estas verdades para crear un futuro mejor para nuestros hijos.
PARTE 1: TEORÍA: Crianza Pacífica: ¿Qué es?
Lo más extraño de la crianza pacífica es que es que la practicamos en la mayoría de nuestras vidas diarias.
La crianza pacífica no es algo ajeno, revolucionario o contradictorio. Es lo que enseñas a tus hijos, cómo vives, lo que celebras y prefieres en casi todo lo que haces.
¿Comprendes?
Observa el panorama general.
La crianza pacífica es la mayor revolución moral en la historia, alineándose con y extendiendo todo el progreso moral anterior.
¿Qué quiero decir?
La ciencia, la tecnología y la moralidad progresan al eliminar excepciones. Simplificar principios en verdades universales nos da más poder sobre el conocimiento, la naturaleza y nosotros mismos.
Los primeros mandamientos prohibían robar solo dentro de la propia tribu. Los forasteros eran un objetivo legítimo, pero la propiedad del prójimo creyente debía ser respetada.
Imaginar una Tierra plana crea excepciones a las leyes universales.
En muchas sociedades, los derechos están reservados para algunos, mientras que las castas inferiores, las mujeres y los esclavos permanecen desprotegidos. ¿Por qué permitir estas complicaciones?
Se trata de poder. La complejidad oculta la corrupción.
Cambiar una variable puede simplificar el sistema, transformándolo de corrupto a moral.
Cuando se consideraba que la Tierra era el centro del universo, el movimiento retrógrado de Marte se explicaba con el sistema ptolemaico, que requería cientos de cálculos. El modelo heliocéntrico del sistema solar simplificó todo: la Tierra a veces se mueve más rápido alrededor del sol, haciendo que Marte parezca moverse hacia atrás. Simple.
La teoría de la gravedad de Newton afirma que todo cae: manzanas, la Tierra y las lunas.
Einstein simplificó la comprensión con la relatividad y E=MC², rechazando la teoría del éter universal.
Extender la propiedad personal, los derechos de propiedad y el derecho al voto a todos los adultos eliminó las justificaciones morales para la esclavitud.
Cada ser humano se pertenece a sí mismo y es dueño de los efectos de sus acciones; esta es la base de la libertad política y los derechos de propiedad.
La moralidad condicional, por otro lado, exime a algunas personas de los principios generales.
"¡Todos pueden hacer contratos, excepto las mujeres!" "¡Todos pueden votar, excepto los esclavos!" "¡Solo el Rey tiene libertad de expresión!"
Algunas religiones reservan el acceso divino para los sacerdotes; otras lo ofrecen a todos.
¿Qué principios morales necesitan actualmente una extensión universal?
El Principio de No Agresión
Todos aceptamos y aplicamos el principio de no agresión (NAP, por sus siglas en inglés), que establece que es inmoral iniciar el uso de la fuerza contra otra persona. La autodefensa es aceptable en peligro extremo, pero no se puede usar violencia contra alguien sin provocación.
Históricamente, el NAP se ha aplicado de manera selectiva. Los nobles podían vender tierras sin venderse a sí mismos, pero los siervos estaban atados a la tierra y se vendían con ella. Los miembros de un grupo tenían que respetar el NAP entre ellos, pero podían golpear o robar a los forasteros.
Entonces, ¿qué es la crianza pacífica? Simplemente extiende el principio de no agresión a los niños, haciendo inmoral iniciar el uso de la fuerza contra ellos.
La crianza pacífica significa que es inmoral usar la fuerza contra los niños, hacer contratos en su nombre o pedir prestado contra sus futuros ingresos.
La extensión del NAP a los niños significa que es inmoral golpearlos, confinarlos, azotarlos o restringirlos físicamente.
Sé que muchos argumentos en contra de este principio están surgiendo en tu mente, y lo entiendo. Abordaré estas preocupaciones a lo largo de este libro. Pero considera esto:
¿No sería más sencillo tener una regla moral para todos, en lugar de reglas separadas para adultos y niños? ¿No sería menos confuso para los niños, a quienes se les dice que no golpeen, no ser golpeados ellos mismos? ¿No deberían las figuras de autoridad seguir sus propias reglas y no golpear a otros?
Una proporción significativa de ustedes (alrededor del 10-20%) está de acuerdo en que golpear a los niños está mal, y lo aprecio. Pero la crianza pacífica también reconoce que el abuso verbal contra los niños viola el NAP.
El abuso verbal incluye llamar a los niños estúpidos, vagos, egoístas, o decirles que el mundo terminará pronto o que son malos por haber nacido. Si secuestras y lavas el cerebro de una mujer, se considera abuso psicológico y confinamiento forzoso. Denunciamos daños legales por dolor emocional y castigamos a los líderes de sectas por adoctrinamiento.
Los niños no pueden salir de ambientes abusivos y son profundamente afectados por las palabras de sus padres. Tenemos leyes contra la difamación porque las palabras causan daño.
Prohibimos la violencia física y el abuso verbal dañino contra los adultos, ¿por qué no también contra los niños?
La ciencia, la tecnología y la moralidad avanzan extendiendo reglas simples y aceptadas de manera universal. Las leyes morales protegen a aquellos que no pueden protegerse a sí mismos, y los niños siempre son los más vulnerables. Sin embargo, los niños están excluidos de las protecciones que se otorgan a los adultos.
Los adultos libres están protegidos; los niños dependientes y atrapados no lo están. Esto es inaceptable. Es hora de cambiar.
Lo Que El Mundo Debería Ser
¿Por qué nos resulta tan difícil vivir nuestros valores?
Esto es a propósito.
Pretender ser virtuoso para hacer el mal es la estafa más antigua.
La "virtud" fue inventada para explotarnos.
¿No me crees?
¡Bien! No deberías simplemente tomar mi palabra.
Piensa en dos comunidades en guerra: los Alvarez y los Correa.
Los Alvarez respetan los derechos de propiedad; los Correa no.
Los Alvarez son capaces de conservar tierras, maquinaria, fabricar y vender armas; comercian, se especializan y se vuelven ricos.
Los Correa se roban entre ellos, por lo que nadie siembra cultivos ni desarrolla armas.
Cuando chocan, los Alvarez ganan con guerreros más fuertes, armas superiores y comida extra.
Cada grupo se beneficia de respetar los derechos de propiedad. El cristianismo se extendió enseñando "No robarás", creando riqueza que las élites podían usar para controlar a las masas.
La "honestidad" es una virtud cuando los que están en el poder quieren información de ti. Se castiga cuando se dicen verdades incómodas, etiquetadas como "groseras", "blasfemas", "sediciosas" o "discurso de odio".
El "coraje" es elogiado en los soldados que sirven a las élites, pero se llama terrorismo y traición cuando se oponen a ellas.
Si desglosas estas "virtudes", verás que siempre benefician a los que están en el poder y son castigadas si hacen lo contrario.
Un soldado es recompensado por matar a un enemigo, pero castigado por matar a un ciudadano.
Virtudes como la "honestidad" y el "coraje" son buenas. Mi objetivo no es hacerte cínico sobre la moralidad, sino ayudarte a entender por qué es difícil aplicarla de manera consistente.
Lo que es bueno para uno, es bueno para todos.
Reversiones Morales
Si una acción es buena en una situación pero mala en otra, estamos ante una reversión moral.
Lamentablemente, experimentamos estas reversiones morales desde el comienzo de nuestras vidas.
Por ejemplo, nuestros padres nos enseñan a decir la verdad, pero nos castigan cuando nuestras verdades son inconvenientes.
Cuando se les pregunta a los niños quién rompió una lámpara, decir la verdad es elogiado, pero si los niños mencionan haber visto a un padre o madre besando a otra persona, ¡ya no lo es!
Si dices que te niegas a besar a la tía Jacinta porque su aliento apesta, eres castigado por “ ser grosero” en lugar de ser elogiado por tu honestidad.
Las virtudes se elogian cuando sirven a quienes están a cargo y se castigan cuando no lo hacen.
Los maestros en la escuela quieren que digas la verdad, excepto si se trata de que ellos sean aburridos o incompetentes.
Enseñan la no violencia pero hacen huelga para conseguir lo que quieren.
Dicen que hay que enfrentarse a los matones, pero no te apoyan cuando denuncias el acoso.
Las virtudes se describen como universales pero no se aplican de manera universal, y esta contradicción se ignora.
Por eso no notamos el amor declarado por la sociedad por sus hijos, mientras se los abusa y explota continuamente.
La moralidad a menudo es una fachada para la explotación.
Un filósofo moral que aboga por la aplicación coherente de los valores universales causa gran temor porque, históricamente, vivir de acuerdo con una moral coherente ha sido extremadamente arriesgado.
En el fondo, entendemos:
“Estas morales son universales, pero vivir de acuerdo con ellas puede llevar a la destrucción. Hablar de estas contradicciones también es peligroso.”
Matar sin la aprobación de quienes están a cargo es asesinato; con aprobación, se ganan medallas.
Nos sentimos seguros hablando de ética universal mientras hacemos lo contrario, y nunca notamos la contradicción.
Reconocer esta reversión moral es humillante, ya que revela nuestra esclavitud.
El mundo es un infierno principalmente porque pretende ser un paraíso.
Lo Que el Mundo Debería Ser Parte 1
Imaginemos un mundo donde realmente vivimos nuestros valores de amar y valorar a nuestros hijos.
Imaginemos que cada decisión que impacta a los niños esté diseñada para beneficiarlos al máximo.
Comencemos este viaje.
A los niños les importa mucho las virtudes de sus padres, ya que las acciones positivas consistentes forman vínculos amorosos y seguridad emocional, que los niños anhelan.
En un mundo dedicado a la felicidad de los niños, los hombres y las mujeres se elegirían mutuamente basándose en virtudes, no solo en la apariencia. Los rostros atractivos indican salud, pero el amor surge de la virtud, y los niños necesitan padres virtuosos que puedan amar y respetar.
Es difícil imaginar una empresa que contrate a alguien sin verificar sus habilidades, o un empleado que trabaje sin saber su salario. Las relaciones económicas definen los valores mutuos desde el principio.
Así no es cómo funciona el cortejo entre hombres y mujeres, especialmente hoy en día.
El cortejo debería existir para el bien de los futuros hijos, creando un ambiente seguro y positivo para formar una familia. El cortejo no es para la vanidad, la satisfacción sexual o las redes sociales. El cortejo significa comprobar la compatibilidad de valores antes de formar una familia.
En el pasado, los ancianos tribales gestionaban el cortejo, asegurando valores comunes. Ahora, nosotros mismos estamos a cargo y a menudo evitamos las discusiones morales para priorizar la atracción física. Esto lleva a constantes rupturas en las relaciones, debilitando nuestra capacidad de vincularnos a largo plazo.
El gran número de relaciones nos hacen desconfiados, difíciles de amar y menos capaces de vincularnos. Como una cinta adhesiva, cuanto más la usamos y rompemos, menos se puede adherir. En nuestros treinta años, al entrar en pánico por la fertilidad, intentamos establecernos y tener hijos, pero luchamos para vincularnos con nuestro cónyuge e hijos, lo que lleva a la ansiedad y la depresión.
Si no te vinculas con tus hijos, la crianza se vuelve difícil y la depresión se instala fácilmente. Buscar identidad y propósito en el trabajo, no en la familia, solo empeora las cosas.
Estamos diseñados para formar lazos con quienes comparten nuestros valores, buenos valores morales, no preferencias aleatorias. Innumerables parejas salen durante años sin discutir si quieren hijos o cómo criarlos. Nunca negocian sus inevitables divergencias de valores, lo que lleva a vínculos emocionales, familiares y legales sin la capacidad para navegar ideas y enfoques opuestos.
Esto sería una locura en cualquier otra relación. ¿Aceptarías un trabajo sin discutir responsabilidades o salario? ¿Tendrías un hijo sin considerar cómo será la vida después de tenerlo? ¿Firmarías una hipoteca a 40 años sin discutir tasas de interés o pagos?
Por supuesto que no.
Las personas se cortejan por razones de lujuria y diversión, entorpeciendo el propósito del cortejo y la sexualidad, que es filtrar la compatibilidad de valores y formar lazos emocionales con una moralidad mutuamente compatible. Dado que el cortejo precede a los hijos, cualquier sociedad que realmente valore a sus hijos comenzaría reformando el proceso de cortejo.
El cortejo debería buscar evidencia empírica de compatibilidad de valores. Antes de una cita, hablas sobre valores. Una vez que los valores compatibles se establecen verbalmente, el cortejo prueba estas afirmaciones. Si un hombre afirma que quiere mantener a una familia, el cortejo confirma su educación, activos, ingresos y potencial. Si una mujer afirma que resuelve conflictos pacíficamente, el cortejo prueba esto a través de desacuerdos.
El poder tiende a corromper a la humanidad, y el cortejo otorga a otra persona un poder creciente sobre tu felicidad y seguridad. Nadie comienza como CEO, los empleados van adquiriendo responsabilidades progresivamente.
El cortejo pregunta y responde preguntas sobre la virtud: ¿Es la persona puntual? ¿Atenta? ¿Amable y valiente? ¿Honesta? ¿Confiable? ¿Mejora mi vida? ¿Disfruto de su compañía sin oportunidad sexual? ¿Es buena con los niños? ¿Tiene vicios como el juego o la bebida? ¿Es reflexivo?
Al centrarse en estos valores, podemos crear un mundo donde el bienestar de los niños sea realmente la prioridad, comenzando con una base de relaciones saludables y virtuosas.
Lo Que el Mundo Debería Ser Parte 2
Una vez que se establece la confianza emocional a través de la verificación de valores comunes, comienza la formación de vínculos en la pareja y la actividad sexual. El sexo debe ser una recompensa por la compatibilidad de valores. Las citas modernas usan mal el sexo como recompensa por la atracción fisica, lo que conduce al desastre y a las mentiras. Los padres que se divorcian - incluidos aquellos que nunca se casaron, pero se separan después de tener hijos - no actúan en el mejor interés de sus hijos. Los datos son claros. Las madres solteras a menudo afirman que sus hijos son su valor más alto, lo cual es falso. Si los hijos fueran su prioridad, habrían evitado a hombres poco fiables. Si la pareja de una mujer abandona a sus hijos, existen dos posibilidades:
Lo Que el Mundo Debería Ser Parte 3
Si mi amigo dice que quiere perder peso, pero sigue ganando peso, y le señalo que está comiendo en exceso y evitando el ejercicio, y él me grita, está claro que no debo ayudarlo. No quiere realmente perder peso, solo habla de ello para sentirse mejor. Si una mujer dice que quiere un hombre moral, pero sigue saliendo con perdedores, un buen amigo se lo señalará. Si ella le grita, es irracional seguir ayudándola. Algunas personas cambian cuando se les señala su hipocresía, entonces vale la pena invertir más en él o ella. Esto es la excepción. Todos hacemos cosas mal, nos recuperamos cuando admitimos culpa, damos restitución y prevenimos la recurrencia. Si un hombre no puede admitir culpa, no puede prevenir la recurrencia ni dar restitución. Si la restitución es imposible, rara vez se admite culpa. Si golpeas el coche de alguien, puedes pagar por el daño. Si golpeas el coche de alguien y matas a su esposa, la restitución es imposible. Si un padre le grita a su hijo, el padre puede disculparse y trabajar en el control de su ira. Si un padre abusa de un hijo durante quince años, ninguna restitución puede hacer que su hijo se recupere. La restitución ocurre cuando las emociones se vuelven neutrales. Si alguien golpea tu coche, paga la reparación y te compensa por tu tiempo, eso es una restitución razonable. Si tuviste una infancia terrible, ¿qué te haría estar bien con eso? Cuando trabajamos por dinero, hacemos cosas que no haríamos sin que nos pagaran. La restitución por trabajar es de $20 la hora. Pero la infancia es diferente. Imagina esto... Imagina ver tu vida antes de nacer, sabiendo que tu infancia va a estar llena de abuso. ¿Escogerías vivir si significara 18 años de abuso? ¿Cuánto necesitarías ser recompensado por nacer en 18 años de abuso? Si no escogerías vivir sin importar la recompensa, no es posible la restitución. Tus abusadores nunca pueden arreglarlo. Son imperdonables. Si esta analogía es demasiado mística, considera tu vida actual. Si alguien te ofreciera pagarte para que te sometieras a 18 años de abuso, ¿aceptarías? Ninguna persona sana lo haría. La mayoría de la gente paga impuestos y obedece las leyes para evitar la cárcel, donde es probable el abuso. Dado que ninguna cantidad de dinero te haría someterte a 18 años de abuso, y tuviste una infancia abusiva, nunca podrás recibir restitución. Una persona que se niega a disculparse y hacer restitución no puede ser perdonada: el perdón se gana, no se concede. Nadie puede ser perdonado si su maldad está más allá de la restitución. Las virtudes que sirven a los poderosos son elogiadas, mientras que las mismas virtudes que los perjudican son condenadas, el perdón sigue el mismo patrón. Cuando eras niño, si cometías un error y eras castigado, ¡no eras perdonado! El castigo era el ideal, no el perdón. Cuando confrontas a tus padres por sus errores, de repente el perdón es el ideal, ¡no el castigo! ¿Recuerdas? Si no estudiabas para un examen cuando eras niño, te castigaban, no te perdonaban, te daban una mala nota y probablemente te gritaban, te daban una paliza o te confinaban a tu habitación. Esto les sucede a miles de millones de niños de siete, ocho o nueve años.
Lo Que el Mundo Debería Ser Parte 4
Los padres a menudo se enojan cuando los niños traen proyectos escolares a última hora que requieren tiempo y recursos de los padres, como la práctica para un concurso de ortografía, materiales para un proyecto de ciencias o permisos para excursiones. Todos conocemos la respuesta de los padres... "Sabías de esto desde hace semanas, ¿por qué me lo dices ahora?" El principio aquí es claro: ¡No prepararse para los plazos es muy malo! Los padres a menudo castigan a los niños por no prepararse con anticipación. Esto refleja la locura moral de la sociedad: ¡a los niños se les exige un estándar más alto que a los adultos! Negarse a perdonar a los niños por no estar preparados se considera virtuoso, negarse a perdonar a los adultos no preparados es condenado. Desde el momento en que las personas aprenden cómo se hacen los bebés hasta el momento en que tienen un bebé, los padres tienen años para aprender cómo ser padres. La mayoría de los libros de crianza desde hace más de 70 años no aconsejan golpear y gritar a los niños, abogan por el razonamiento positivo y pasar tiempo con ellos para hacerlos sentir amados. Las personas tienen años para estudiar las mejores prácticas de crianza antes de tener hijos. Pregunta: ¿qué es más importante, un concurso de ortografía de séptimo grado o prácticas de crianza pacíficas y saludables? ¿Quién debería ser más responsable, un niño con un cerebro inmaduro o un adulto completamente desarrollado? La sociedad cree que los adultos de 40 años nunca deben ser castigados por no estar preparados para ser padres, mientras que un niño de ocho años debe ser castigado por no estar preparado para una prueba escolar sin importancia. Los padres que no leyeron sobre crianza nunca son castigados por sus fallas. Un niño de nueve años que olvida una prueba obtiene un '1'. Los padres que no se prepararon para la crianza deben ser perdonados. Si un niño falla una prueba, no puede excusarlo diciendo que hizo lo mejor que pudo con el conocimiento que tenía... Si un hombre que no puede conducir y choca un coche, no puede escapar del castigo diciendo que hizo lo mejor que pudo con el conocimiento que tenía. A los niños se les dice que es su responsabilidad estudiar antes de la prueba, la ignorancia no es excusa. Los padres que nunca aprendieron buenas prácticas de crianza afirman que hicieron lo mejor que pudieron con el conocimiento que tenían. Los niños enfrentan los estándares morales más altos, pero los padres se indignan cuando se les exige esos mismos estándares. Si una víctima adulta de abuso infantil confronta a sus padres, los padres negarán, minimizarán y exigirán perdón, alegando que ser padre es difícil y que hicieron lo mejor que pudieron. Filosóficamente, debemos extraer los principios morales fundamentales de estas excusas para ver si pueden aplicarse universalmente. A las personas inmaduras no les gustan los filósofos morales porque los despojan de sus excusas.
"Ser padres es muy difícil".
De acuerdo, ¿es aceptable que un niño repruebe un examen de matemáticas porque, según el niño, las matemáticas son realmente difíciles?
No, por supuesto que no: se le dice al niño que debe esforzarse más porque las matemáticas no le resultan fáciles.
“Hicimos lo mejor que pudimos con el conocimiento que teníamos”.
¿Es aceptable que un niño que reprueba un examen diga que hizo lo mejor que pudo con el conocimiento que tenía?
No, se le dirá que no estudió lo suficiente.
“Tuve una infancia difícil, así que fue más difícil para mí ser un buen padre/madre”.
De acuerdo, ¿es aceptable que un niño que reprueba un examen de matemáticas culpe lo difícil que le resulta y a el mal maestro?
Por supuesto que no.
Si un padre/madre ayuda a un niño a estudiar y el niño reprueba, ¿puede el niño culpar al padre/madre como mal tutor?
No, por supuesto que no.
Los padres dirán: "Si sabes que eres malo en matemáticas, necesitas estudiar más. Conocer tu debilidad te hace más responsable de no haber estudiado lo suficiente".
Si un niño dice que su teléfono lo distrajo mientras estudiaba, ¿qué responden sus padres?
"Si sabías que tu teléfono era una distracción, ¡deberías haberlo apagado! Conocer un problema significa que eres responsable de resolverlo. ¡Si te quemas fácilmente con el sol, debes usar protector solar!"
El principio está claro: si conoces una debilidad, eres más responsable de superarla.
Si un niño afirma que puede estudiar y ver una película al mismo tiempo, ¡nadie le cree!
Cuando reprueba el examen, no puede culpar a la película.
Los padres le dirán:
"No puedes estudiar mientras ves una película, ¡así que eres responsable de reprobar el examen!"
Si una madre sabe que su mala infancia afectará su crianza, debe superarla.
Si un hombre sabe que se emborracha con un amigo en particular, elegir estar con ese amigo es elegir emborracharse.
No puede decir: "No soy responsable de emborracharme porque estaba con mi amigo".
Si un hombre tiene compulsión por apostar en un casino, ¡no puede decir que no tuvo elección porque estaba en el casino!
Conocer la causa y efecto significa asumir la responsabilidad por el efecto.
Si un niño sabe que su teléfono lo distrae, es responsable por no estudiar porque sigue mirando su teléfono.
Los padres que saben que tuvieron una mala infancia son más responsables de mejorar su crianza, ¡no menos!
¡Si a los padres se les aplicaran los mismos estándares que ellos aplican a sus hijos, se lograría una crianza pacífica!
Sin embargo, es aún peor que eso…
Niños y control
En nuestra sociedad, los niños son castigados por acciones por las que los adultos esperan ser perdonados, ¡y por cosas que están fuera del control de los niños!
Conozcamos a dos niños: Jorge y Sofia.
Los padres de Sofia fomentan la lectura y le brindan un ambiente de apoyo.
Jorge vive en el caos; sus padres se burlan de la lectura y hacen fiestas interminables que interrumpen su sueño.
Ambos son juzgados por los mismos estándares.
Jorge fracasa; Sofia sobresale.
Jorge es castigado por su situación familiar, que no puede controlar.
Sofia es recompensada por su buena fortuna, que no ganó.
Los niños que se alimentan bien son juzgados igual que aquellos que comen comida chatarra.
Les decimos a los niños: "¡Serás recompensado o castigado por cosas que están totalmente fuera de tu control!"
La sociedad condena a los hijos adultos que critican a sus padres abusivos.
Los padres controlan el hogar, pero no son castigados por sus malas decisiones.
Los niños no tienen control, pero son castigados por las decisiones de sus padres.
¿Ves las reversiones morales en nuestra sociedad?
¿Entiendes la discriminación institucionalizada hacia los niños?
Infantilismo
En muchos sentidos, los niños son como esclavos.
Los esclavos no eligen quién tiene poder sobre ellos, los niños tampoco.
Los esclavos reciben comida, refugio y atención médica; los niños también.
Los esclavos no pueden hablar o castigar a sus amos; los niños tampoco.
Los esclavos pueden ser castigados a capricho de sus dueños, sin rendición de cuentas.
Lo mismo ocurre con los niños.
Los amos pueden agredir a los esclavos, pero los esclavos no pueden defenderse de sus amos.
Los esclavos no pueden irse y deben seguir reglas arbitrarias; igual que los niños.
Pero hay una gran diferencia...
Los amos no pretenden que la sociedad existe para amar y elevar a los esclavos.
La sociedad no afirma que los esclavos son su futuro, mereciendo respeto y afecto.
Históricamente, los esclavos conservaban más de la mitad de su producción; los niños heredan solo una deuda perpetua.
Los esclavos son propiedad, golpeados y vendidos sin falsedad moral, sentimentalismo o hipocresía, mediante el poder bruto.
Los esclavos que se atreven a escapar son elogiados por los moralistas, no atacados por su "ingratitud".
Un error de un esclavo es castigado; el error de un amo debe ser perdonado.
Un esclavo golpeado recibe poca simpatía, ya que se cree que él mismo se lo buscó.
Nos horrorizamos ante los castigos históricos de los esclavos por los pecados de sus amos.
En la sociedad, siempre apoyamos al amo sobre el esclavo en lo que respecta a los niños.
Si un amo golpea a un esclavo, es culpa del esclavo.
Un esclavo que escapa es atacado por no perdonar al amo, quien no es visto como responsable debido a que fue criado con la esclavitud.
Los amos son elogiados por no perdonar a los esclavos; los esclavos son atacados por no perdonar a los amos.
Los padres son elogiados por castigar a los niños; los hijos adultos son atacados por responsabilizar a los padres abusivos.
El futuro verá la crianza de hoy de la misma manera que vemos la esclavitud histórica.
Condenamos a los antiguos dueños de esclavos mientras descuidamos y abusamos de nuestros propios hijos.
Reprobamos la deshumanización pasada mientras abusamos verbalmente de nuestros hijos.
Criticamos la privación educativa pasada mientras sometemos a los niños a una adoctrinación escolar que adormece la mente.
Despreciamos los castigos a esclavos rebeldes en el pasado mientras atacamos a quienes abogan por los derechos de los niños.
Simpatizamos con los héroes históricos atacados por su rectitud, pero atacamos a los filósofos morales actuales que luchan por los derechos de los niños.
¡Ya no tenemos excusas!
No hay derechos sin los derechos de los niños.
No tenemos moralidad si no se aplica primero a los niños.
No tenemos honor si castigamos a los niños por las mismas acciones por las que exigimos perdón.
Carecemos de integridad si enterramos a los niños en deudas por nuestra avaricia.
Condenamos los sacrificios de niños en la antigüedad, pero sacrificamos a nuestros hijos a las demandas codiciosas de los votantes.
Atacamos a nuestros hijos alegando ignorancia sobre la crianza pacífica.
Esto es una mentira: ¡todo el mundo sabe cómo criar pacíficamente!
Casi todos han recibido miles de horas de entrenamiento en crianza pacífica.
¿No me crees? ¡Puedo probarlo ya mismo!
La crianza en los medios de comunicación
Durante décadas, el abuso infantil ha estado prácticamente ausente de los medios de comunicación y, si se mostraba, era totalmente condenado.
La mayoría de los padres agreden a sus hijos; si se sienten cómodos con esto, ¿por qué nunca se muestra en programas de televisión familiares?
Considera las innumerables comedias desde la década de 1950, donde los padres tienen conflictos con sus hijos.
¿Fred McMurray golpeaba a sus hijos en "Mis Tres Hijos"?
No, razonaba con ellos.
Lazos familiares, Deja a Beaver, El Show de Cosby, Tres por tres, los años maravillosos, Salvados por la campana, Todo el mundo ama a Raymond, El príncipe del rap, ¿Quién manda a quién?, La tribu de los Brady, La familia Partridge, Ocho son suficientes - todos estos programas mostraban una crianza pacífica y fueron vistos por miles de millones de personas durante décadas.
¿Pueden los padres que han consumido miles de horas de crianza pacífica alegar ignorancia de ella?
Imagina una comedia que muestre a un niño siendo golpeado o abusado verbalmente.
Las quejas llegarían en grandes cantidades, los canales de televisión y los actores serían boicoteados.
Los padres justifican sus ataques a sus hijos como moralmente buenos. Si esto es cierto, ¿por qué se indignarían al verlo en la televisión?
Los escritores de comedias prueban sus contenidos con audiencias reales.
Cada vez que se mostraba abuso, los espectadores se retorcían ante la representación de su propia crianza, alegando sentirse ofendidos.
Por eso no vemos a niños siendo golpeados o verbalmente abusados en televisión.
¿No es extraño?
No vemos a niños siendo golpeados o abusados verbalmente en televisión porque eso horroriza a la gente, aunque muchos lo hacen a diario.
Si un hombre hace ejercicio todos los días, no se indignaría al ver ejercicio en un programa.
Si gritar y golpear a los niños es bueno, ¿por qué los padres no quieren verlo en la televisión?
No vemos a héroes como Superman o Batman haciendo el mal. Queremos ver heroísmo moral en la pantalla.
Si golpear y gritar a los niños es bueno, ¿por qué nunca lo vemos en el entretenimiento popular?
O, ¿por qué siempre es un villano quien hace estas cosas terribles?
Los padres en la televisión y en las películas no gritan ni golpean; ellos razonan con los niños positivamente.
Miles de millones de personas en todo el mundo han visto miles de horas de representaciones de crianza pacífica.
No es algo extraño o desconocido.
Incontables niños vieron más crianza pacífica en la televisión que en sus propios hogares.
La gente sintoniza para ver y alabar la crianza pacífica, sabiendo que es bueno razonar con los niños.
Incluso con los niños pequeños, los padres de la televisión son dulces y pacientes, no golpean ni gritan.
¡Nada de esto tiene sentido!
¿Por qué los padres se ofenden ante la crianza agresiva que afirman que es moral?
Es como un policía horrorizado al ver un arresto en la televisión.
O un médico indignado al ver a alguien tomando antibióticos en la televisión.
Es más allá de lo absurdo...
Todos los padres buenos en las películas y la televisión son padres pacíficos.
Todo el mundo sintoniza para ver la crianza pacífica.
Los padres y madres buenos en la pantalla no gritan, golpean ni abusan de los niños.
Todos se ofenden ante el abuso infantil, pero luego se levantan de ver televisión y abusan de sus hijos.
La gente ve miles de horas de crianza pacífica en la televisión y luego alega ignorancia sobre cómo criar pacíficamente.
Exigen que los padres de la televisión razonen con los niños y nunca los abusen, y luego alegan que no tuvieron otra opción más que gritar y golpear a sus hijos porque no sabían hacerlo mejor.
El mundo es un manicomio que pretende estar cuerdo.
Si los padres no tienen conocimiento de una mejor crianza, ¿por qué exigen ver una mejor crianza en la televisión y se horrorizan si se muestra su propia crianza?
Porque lo saben...
No puedes exigir algo durante décadas, oponerte a cualquier desviación y luego alegar ignorancia.
La buena crianza se muestra en la televisión para atraer a los padres abusivos y hacer que las víctimas de abuso se sientan más solas.
Por eso se muestra consistentemente la buena crianza en la televisión, para hacer que las víctimas de abuso infantil se sientan aisladas, como si todos los demás tuviesen una vida mejor.
Los padres saben exactamente cómo criar pacíficamente. Lo ven todos los días en televisión y lo disfrutan.
No pueden alegar completa ignorancia después de ver innumerables ejemplos de buena crianza.
La contradicción es clara: saben la manera correcta de criar, pero eligen ignorarla, escondiéndose detrás de la excusa de no saberlo.
El mundo sigue sufriendo debido a este pretexto de ignorancia.
El verdadero cambio comienza cuando reconocemos la verdad que vemos diariamente en nuestras pantallas y elegimos actuar en consecuencia.
Entrenamiento mediático para la crianza pacífica
¿Por qué los padres que defienden la crianza agresiva evitan los programas que la representan?
No es por desagrado al conflicto en el arte visual. Los programas con niños implican desacuerdos. Si razonar con niños llevara al desastre, la gente protestaría por esos programas.
Nutricionistas estarían indignados por programas que promueven la comida chatarra para los niños. Imagina que aman los programas sobre comida chatarra y se enfurecen contra los programas que promueven la alimentación saludable. Incomprensible, ¿verdad?
La alimentación saludable se trata solo de salud, no de moralidad.
Imagina que las feministas disfrutan de medios que representan a mujeres siendo humilladas, mientras se quejan de cualquier retrato digno de mujeres.
Si los padres piensan que razonar con los niños crea niños malcriados, deberían protestar contra los programas que lo promueven.
Los padres agresivos creen que la agresión es buena para todas las familias y la sociedad, mientras que razonar con los niños es malo. Creen que la crianza agresiva previene a los niños malcriados e inculca respeto por la autoridad.
¿Las personas que se preocupan por los niños querrían programas de televisión que promuevan actividades peligrosas? Imagina comedias que muestren a niños cruzando puentes ferroviarios de noche o jugando con serpientes venenosas. ¡Los padres protestarían!
Los padres agresivos piensan que los niños necesitan control coercitivo para evitar lesiones o la muerte, como quemaduras con agua hirviendo o correr hacia el tráfico. Creen que razonar expone a los niños al peligro.
La agresión salva vidas; razonar hace que los niños sean mutilados o muertos. Al apoyar programas que promueven el razonamiento, los padres agresivos creen que están respaldando prácticas que llevan a mutilaciones, muertes y adultos egoístas que destruyen la sociedad.
Incomprensible.
Casi...
Nada en la mente humana escapa a la filosofía.
El razonamiento en los medios – La respuesta, Parte 1
Entonces, ¿qué está pasando?
¿Por qué los padres agresivos apoyarían programas que promueven lesiones infantiles y la destrucción social?
¿Por qué los padres agresivos se oponen a los programas que abogan por niños seguros, felices y sociedades funcionales?
Esto es como un ejército que enseña a los reclutas a razonar con los oponentes, pero rechaza el entrenamiento en armas, preparándolos para el fracaso en combate y la muerte.
¿Cuál es la respuesta a este enigma?
En Lo que queda del día, un mayordomo de corazón frío disfruta en secreto de novelas románticas. En Belleza americana, un vecino homofóbico es secretamente gay. Este enfoque junguiano muestra personalidades exteriores que reaccionan a los opuestos emocionales ocultos: una “formación reactiva.”
Anteriormente, hablé sobre la “reversión moral” inconsciente.
Creer que algo es moral mientras también se cree que su opuesto es moral requiere la creación de estructuras de personalidad desconectadas y opuestas.
El concepto psicológico de ambivalencia describe fuerzas opuestas en la personalidad. Una mujer ama a los chicos malos, pero sabe que un buen hombre es mejor para ella. Un adicto tanto necesita como odia su adicción. Un niño siente deseo y miedo al invitar a salir a una chica. Los sentimientos opuestos son naturales.
En los padres, generalmente hay dos personalidades: una agresiva y otra razonable.
El “padre razonable” intenta hablar con los niños; si no escuchan, el “padre agresivo” toma el control. Es el cambio de buen policía/mal policía.
Si una mujer intenta razonar con un esposo abusivo, pero él se vuelve agresivo, ella llama a la policía, entregando su autodefensa a la agresión de estos últimos.
Los padres usan el mismo proceso.
“¡Si no escuchas, debes ser controlado!”
La agresión, por lo tanto, resulta porque el niño no escucha.
Para los niños, esto significa que “escuchar” es una farsa.
Es como un matón que exige tu billetera con una pistola en la mano. Sus palabras están respaldadas por la amenaza del arma.
Los padres dispuestos a recurrir a la agresión no están razonando: su agresión siempre es parte de la ecuación.
No se puede razonar con alguien si el no estar de acuerdo lleva a la violencia.
Un matón en el patio de la escuela no está “pidiendo” dinero para el almuerzo con el puño en alto.
Un niño que podría ser golpeado no está siendo “razonado”.
El “padre amable” y el padre agresivo no se conectan.
Las víctimas de abuso infantil notan que sus padres reprimen la agresión en público, pero la desatan en privado.
Los niños golpeados en casa no son golpeados en público.
Los padres reprimen la agresión cuando hay consecuencias negativas.
El padre pacífico domina las situaciones sociales; el padre agresivo emerge en privado.
El padre pacífico disfruta de comedias con familias felices y niños respetuosos.
Si un padre de la televisión golpea a un niño, el padre pacífico vería abuso sin pasar al padre agresivo, viendo así las acciones del padre agresivo sin provocación.
A menudo hemos visto programas donde un asesino en masa tiene una segunda personalidad dulce e inocente, horrorizada por las acciones de la personalidad asesina.
El padre agresivo cree que los niños deben obediencia y, si no cumplen, la agresión está justificada.
Pero este cambio requiere la presencia de un niño en desacuerdo.
Cómo te sientes con lo que ves en la pantalla a menudo difiere de tus reacciones en la vida real.
La gente disfruta de documentales de crímenes reales, pero no querría ser víctima de esos crímenes.
Las mujeres hicieron de 50 sombras de Grey un bestseller, pero se horrorizarían ante el abuso en la vida real.
El padre agresivo se basa en el principio de que “mis hijos deben ser agredidos si me desafían.”
Sin embargo, los niños de la televisión no activan esta creencia.
Por lo tanto, un padre de la televisión golpeando a un niño le da al padre pacífico un vistazo al padre agresivo.
Imagina encontrar pruebas irrefutables de que eras un asesino en serie: eso desestabilizaría tu vida y tu auto-concepción.
Probablemente sentirías ira contra la persona que expone tu maldad.
Como persona moral, querrías obtener ayuda y evitar más daño.
Imagina al dueño de un perro descubriendo que aterroriza a su perro mientras camina dormido. La conmoción lo desestabilizaría.
Antes de saber esto, disfrutaría de videos de mascotas y se horrorizaría con el abuso.
Informaría los videos abusivos a las autoridades.
Ver acciones abusivas en la televisión les da a los padres una mirada impactante de su lado agresivo sin la provocación habitual. Esta visión sin filtro puede ser profundamente perturbadora, revelando un lado que tal vez no reconozcan conscientemente.
Los padres capaces de reprimir la agresión en público a menudo la liberan a puertas cerradas. El abuso está ausente en los centros comerciales o frente a los maestros o la policía, pero surge en el hogar.
El padre pacífico disfruta de programas con armonía familiar, pero ver a un padre de la televisión golpear a un niño muestra las acciones del padre agresivo sin la provocación disociativa de un niño en desacuerdo. Esta dualidad, como descubrir un lado malvado desconocido, sorprende al padre pacífico, provocando una profunda ira contra la exposición de su conflicto interno.
Por lo tanto, entender estas dinámicas nos ayuda a ver por qué los padres agresivos se oponen a los programas que abogan por la crianza no agresiva, ya que les obliga a confrontar sus propias tendencias agresivas ocultas.
El razonamiento en los medios – La respuesta Parte 2
En “El mensajero del miedo” (The Manchurian Candidate), un hombre es programado para asesinar al escuchar palabras específicas, entrando en un estado de fuga. Comete el asesinato, escapa y luego olvida el acto.
Las inversiones morales crean dos personalidades opuestas que nunca se comunican, para evitar exponer contradicciones.
Cuando el padre pacífico ve al padre agresivo en la televisión, se desestabiliza. El padre agresivo retrocede, como un ladrón de banco sorprendido en el acto.
Los poderes establecidos mantienen el poder a través de estas inversiones.
En tiempos antiguos, Alejandro Magno capturó a un pirata que argumentó que, con más barcos, sería una armada y no un pirata.
En “Crimen y castigo”, un asesino se pregunta por qué Napoleón, quien mató a millones, es celebrado, mientras que él, que mató a dos, es encarcelado. Esto expone la inversión moral.
En “El padrino”, un jefe criminal compara sus asesinatos con los cometidos por líderes políticos en la guerra.
El Guasón en “El caballero de la noche” (The Dark Knight) señala que la gente se horroriza por los asesinatos en la ciudad, pero acepta el asesinato en masa durante la guerra, ya que es parte de un plan.
Odiamos a los asesinos, pero amamos a los soldados.
Castigamos a quienes matan sin permiso, pero elogiamos a quienes matan con él.
Inversión moral.
Los activistas contra la guerra a menudo quieren más poder gubernamental para programas sociales: acciones coercitivas diferentes.
No podemos oponernos a la violencia porque la amamos, la cometemos, la justificamos y la defendemos.
No podemos oponernos a las depredaciones de las élites, porque depredamos a nuestros propios hijos.
No podemos reducir la violencia global hasta que enfrentemos la nuestra.
Una madre agresiva que ve su comportamiento en la televisión se enfurece contra él, ya que refleja sus acciones.
Ella empatiza más con un niño actor en la televisión que con sus propios hijos.
Es inaceptable golpear a un niño en la televisión, pero es moral golpear a su propio hijo.
Es incorrecto que un padre en la televisión grite a un niño, pero es necesario abusar verbalmente a sus propios hijos porque no escuchan.
El mundo es un manicomio fundado en contradicciones morales inconscientes.
Aquí tienes un consejo.
Si odiaras ver tu estilo de crianza en la televisión, no lo hagas en casa.
Si es espantoso ver a un padre ficticio golpear a un niño ficticio, no golpees a tu hijo real.
Romper un espejo por mostrar tu obesidad es una locura.
El problema no es el espejo, sino tú mismo.
La cámara no añade 10 kilos.
Así es como te ves.
Debes aceptarlo para cambiar.
Para salvar al mundo.
Para proteger a tus hijos de tu lado más oscuro.
Éxito sexual
Cuando naces, tus padres son tus modelos para el éxito sexual.
En tribus pequeñas, para tener éxito en citas y reproducción, tenías que seguir las acciones de tu padre, ya que las mujeres serían en su mayoría como tu madre.
Si tu padre te golpeaba, eso señalaba que las mujeres en tu tribu preferían a hombres que golpeaban a sus hijos.
Si tu madre te gritaba, eso significaba que los hombres aceptaban a mujeres que gritaban a sus hijos.
Tus genes priorizan la reproducción sobre la felicidad.
Si la felicidad ayuda a la reproducción, sé feliz. Si la infelicidad ayuda a la reproducción, sé infeliz, ¡solo reprodúcete!
Los hombres y mujeres que priorizaron la reproducción sobre la felicidad se reprodujeron más.
Estás diseñado para reproducirte, no para ser feliz.
La felicidad ayuda al éxito reproductivo y es fomentada, pero cualquier felicidad que interfiera con el éxito reproductivo será rápidamente eliminada.
El amor sirve a los genes, no a la moralidad ni a la felicidad personal.
La vinculación de pareja en los humanos aumenta las posibilidades de que los hijos lleguen a la edad reproductiva.
Imagina que eres un niño en una tribu primitiva.
Tu padre te golpea, tu madre te grita, pero planeas criar a tus hijos pacíficamente.
Todos los demás en la tribu prefieren la crianza agresiva.
¿Quién se apareará contigo?
Las mujeres te evitarán porque la crianza pacífica pone a tus hijos en desventaja.
Estarías enseñando a tus descendientes un idioma diferente, uno que nadie en la tribu habla.
Si vivieras en Japón y nunca aprendieras japonés, tus probabilidades de reproducción serían muy bajas.
Hacer lo opuesto a lo que hicieron tus padres probablemente conducirá a resultados opuestos; ya que tus padres se reprodujeron, tú no lo harás, y los genes que influyen en este comportamiento terminarán contigo.
Obediencia a los padres
La misma presión aplica para obedecer a tus padres.
A lo largo de la evolución humana, los recursos eran escasos, los depredadores estaban por todas partes y la competencia era feroz.
La mitad de los niños morían antes de los cinco años, por lo que los padres a veces retenían recursos a los niños enfermos.
Con cinco hijos y comida limitada, el niño débil a menudo sufría.
Esto tiene que ver con presiones evolutivas, no con la moralidad.
Un niño desafiante no adopta las costumbres culturales y reproductivas.
Históricamente, los niños rebeldes que luchaban contra sus padres enfrentaban el abandono.
Los padres eran más lentos en rescatarlos de los depredadores, dudaban en darles comida extra y eran menos cuidadosos en protegerlos.
Los instintos de los padres desalentaban el desperdicio de recursos en niños rebeldes.
La rebelión fue eliminada a lo largo de decenas de miles de años.
Los niños tenían que someterse a sus padres o sus posibilidades de llegar a la adultez disminuían considerablemente.
Revirtiendo la Agresión
Ah, pero se requiere un cambio definitivo.
Si los padres son agresivos, los niños deben someterse a su voluntad.
La rebelión es el depredador más peligroso.
Al llegar a la pubertad, los niños deben rebelarse y volverse agresivos, especialmente los varones.
Las mujeres criadas por hombres agresivos los ven como sexualmente exitosos. Un hombre sumiso es poco atractivo, en contraste con la figura agresiva del padre.
Este patrón de que los niños, particularmente los varones, se vuelvan agresivos durante y después de la pubertad está bien establecido.
Los niños no agresivos no eran elegidos como parejas, por lo que la pasividad desapareció del acervo genético.
Negociación versus Violencia
Es crucial entender el reciente milagro de usar la negociación en lugar de la violencia para obtener recursos.
El comercio requiere derechos de propiedad, un fenómeno muy nuevo en nuestra especie.
Los derechos de propiedad necesitan paz, confianza, un sistema judicial justo, empatía, alfabetización, educación y una aplicación de contratos asequible, todo poco común a lo largo de nuestra evolución.
Los derechos de propiedad permiten la especialización y el comercio. Un herrero intercambia su producción por la comida de un agricultor, haciendo a ambos más ricos.
Las sociedades comerciales atraen a las sociedades guerreras, ya que es más fácil robar que crear.
El exceso de violencia en la crianza de hijos produce adultos volátiles que no pueden negociar.
Los estilos de crianza deben adaptarse. En las sociedades basadas en el comercio, los niños necesitan menos violencia y mejores habilidades de negociación.
Durante siglos, Inglaterra eliminó a sus criminales más violentos, evolucionando hacia una sociedad educada que imponía la moral a través del ostracismo, no de la violencia.
En sociedades pacíficas, a los hijos de padres razonables les va mejor; en sociedades violentas, los matones dominan.
Un niño criado por padres violentos ve la sociedad como violenta, cree que las mujeres prefieren a los hombres violentos y debe someterse a los padres, y luego rebelarse. La sumisión asegura la supervivencia; la rebelión atrae a las mujeres.
El abuso era supervivencia.
Los filósofos morales pueden debatir esto, pero era un hecho básico de supervivencia.
Cada padre es tanto un cobarde como un matón.
El cobarde cumplió como niño; el matón se rebela como adolescente.
El niño sobrevive al inclinarse ante los padres; el adolescente se reproduce al rebelarse.
A lo largo de la historia, no abusar de los niños era abusivo para los genes.
Las complejidades modernas significan que los recursos ahora son obtenidos por aquellos que fingen ser racionales, pero se benefician de la violencia.
Las corporaciones colaboran con los políticos para obtener ganancias.
Los políticos ganan millones comerciando acciones, probablemente con información confidencial.
Lo que parece una negociación pacífica es a menudo depredación violenta.
Los ladrones roban bancos; los profesionales los poseen. (Y los criminales definitivos poseen los bancos centrales.)
Los pobres votan por dinero gratis del gobierno. Parece una negociación, pero de hecho es depredación: se recaudan impuestos, se imprime y se pide prestado dinero, obligando a otros a pagar o ir a la cárcel.
Negociación en público, violencia en la práctica oculta.
Negociación como coartada para la violencia.
Las palabras camuflan los puños.
¿Ves cómo se relaciona esto con la crianza moderna?
La Dualidad de la Crianza Moderna
La mayoría de los padres modernos fingen negociar en público, pero usan la violencia en privado.
Reflejan a su sociedad, que se alimenta de su crianza para reforzar su poder. Es el círculo vicioso definitivo y literal.
La gente rechaza la violencia abierta, por lo que tiende a enmascararse en rituales, conformidad y lenguaje.
Cualquiera que haya sido criado por un padre abusivo conoce el poder de esa llamada telefónica al azar. Un padre puede estar gritando al niño, pero si suena el teléfono, y el padre espera una llamada, los tonos dulces y suaves reemplazan los gritos.
En ese momento, el adulto abusivo es reemplazado por el niño obediente.
Esta inversión moral tiene raíces profundas en la primera infancia.
Un niño odia ser abusado, pero se somete para sobrevivir. Esta ira reprimida se libera en la adolescencia, a través del cinismo, el sarcasmo y la agresión.
Como niño, no puedes experimentar completamente el horror del abuso; empatizar demasiado contigo mismo socava la agresión necesaria para el éxito reproductivo.
Históricamente, la empatía excesiva ha obstaculizado los rasgos violentos necesarios para la supervivencia y la reproducción.
La división psicológica de "Odio ser lastimado" a "Disfruto lastimar a otros" es inevitable.
No puedes empatizar con los demás más de lo que empatizas contigo mismo. Si la empatía con los demás interfiere con el éxito reproductivo, debe ser abandonada. Si la única forma de abandonar la empatía con los demás es dejar de empatizar contigo mismo, bueno, no puedes hacer una tortilla sin romper algunos huevos.
Desde el punto de vista evolutivo, los padres violentos protegen a sus hijos preparándolos para la supervivencia a través de la agresión.
Hipocresía Parental
El verdadero problema es la hipocresía. Las tribus aborígenes abusaban abiertamente de los niños sin pretensiones, a diferencia de los padres modernos que proclaman virtud en público mientras hacen daño en privado.
La hipocresía moral es fingir ser virtuoso mientras se hace el mal.
Un padre que accidentalmente lastima a un niño durante un juego se disculpa y promete correr menos riesgos la próxima vez. Sin embargo, si un niño se queja de dolor y el padre sonríe y repite el acto con más fuerza, es un sádico.
Fingir ser bueno significa saber lo que es la bondad y cómo lograrla. Un hipócrita, a diferencia de alguien meramente ignorante de la virtud, no puede ser reformado.
La falta de conocimiento puede corregirse proporcionando conocimiento; la hipocresía es irreparable porque el hipócrita ya sabe lo que es bueno pero elige el mal.
Un estafador sabe exactamente lo qué es la confianza, y la confiabilidad, por lo que finge ser confiable para engañar.
Decirle a un estafador que es mejor ser confiable es una pérdida de tiempo: el ya sabe el valor de la confianza.
Es como instruir a un falsificador sobre el valor de la moneda: ya lo sabe, por eso falsifica.
Lo que me molesta de los padres abusivos es su pretensión de virtud. Esto muestra que ya saben lo que es la virtud y cómo ser buenos.
Usan la virtud como camuflaje, haciendo que la verdadera virtud sea siempre inaccesible para ellos como práctica.
Crianza Agresiva: El argumento
Los padres no pretenden dañar a sus hijos; creen que tienen las mejores intenciones. Aseguran que los azotes enseñan límites y respeto. Los padres argumentan que los niños son demasiado pequeños para razonar, por lo que los estímulos negativos inmediatos garantizan su seguridad. Por ejemplo, un niño que juega con un cuchillo podría lastimarse, y unas cuantas palmaditas son un pequeño precio a pagar por su seguridad. De manera similar, las vacunas, aunque dolorosas, previenen enfermedades mortales.
Los padres necesitan el respeto y la obediencia de sus hijos para que órdenes como "¡ALTO!" sean seguidas sin cuestionamientos. Un poco de miedo asegura su seguridad.
Los padres ven consecuencias invisibles para los niños. Los niños no pueden razonar, por lo que razonar con niños pequeños es inútil. Con varios hijos, interminables debates crean agotamiento. A veces, los niños necesitan seguir rutinas sin discusión.
Los niños aprenden cuando se dan cuenta de que les falta conocimiento, pero sus cerebros inmaduros a menudo no lo saben. La vida enseña consecuencias dolorosas: quemaduras solares por no usar protector solar, ser despedido por faltar al trabajo, problemas legales por no pagar impuestos. Como adultos, descuidar la salud o las responsabilidades conlleva penalidades severas, mucho peores que un azote en la infancia. La naturaleza, los jefes y el gobierno exigen cumplimiento; la vida adulta no es un parque de diversiones, sino un mundo duro de consecuencias implacables.
Debatir interminablemente con los niños no los preparará para las personas agresivas y las duras realidades. Debatir con los niños no les ayudará con los policías, los impuestos o los matones. Estarán indefensos, incapaces de manejar absolutos brutales. Los estás enviando como corderos al matadero. Como adultos, estos niños "razonados" competirán con aquellos criados con estricta disciplina y consecuencias.
Si apuestas en una carrera: elige al corredor con un entrenador estricto, no al que "negocia".
Realidad: debes competir contra aquellos criados con disciplina, que poseen una voluntad de hierro y autodisciplina. La mayoría de las personas usan la manipulación, la fuerza y las amenazas. Criar a los niños con "virtud angelical" no los preparará para un mundo darwiniano.
Si tu hijo quiere comida chatarra e ignora las verduras, razonar no funcionará. Un padre que "habla y habla" puede hacer acordar tímidamente, y cruzar los dedos para que se tome la decisión correcta. ¡Una total estupidez! Que los niños tomen las decisiones correctas desafía la esencia misma de la infancia. Los padres "razonables" saben que los niños no son adultos. Saben que los cerebros y cuerpos de los niños están subdesarrollados, pero aun así los tratan como adultos. Se apoyan en el razonamiento y la negociación, lo cual es ineficaz, dado el estado de desarrollo de los niños.
La crianza estricta, aunque dura, es una forma de preparar a los niños para un mundo implacable. Enfatizar la disciplina sobre la discusión construye resiliencia y la capacidad de navegar en un mundo gobernado por consecuencias absolutas, no por negociaciones interminables.
En un contexto militar, forzar a los niños a convertirse en soldados está mal. Ser soldado es un trabajo de adultos, al igual que tomar buenas decisiones. No damos licencias de conducir, facturas para pagar, trabajos o contratos para firmar a los niños porque son niños. No otorgamos a adultos mentalmente defectuosos todos los derechos y responsabilidades, porque necesitan ser gestionados. Un adulto de treinta años con la mentalidad de un niño de ocho años no puede ser un adulto verdaderamente libre e independiente.
¿Piensas que gritar y azotar es duro? Los padres usan el castigo corporal o verbal como una forma más suave ne consecuencias que la naturaleza o las demás personas. El ejercicio puede ser desagradable, pero es mejor que la atrofia muscular y la degeneración ósea. Hacemos que los niños hagan ejercicio y coman bien por su salud. Los llevamos al médico por su salud, y a los entrenadores para la excelencia deportiva. Todos los expertos infligen dolor con el objetivo benévolo de la salud y la excelencia futura. Los niños no saben qué es bueno para ellos, pero los padres sí. ¿Deberían los padres dejar que los niños coman comida chatarra, eviten el ejercicio y se vuelvan obesos y diabéticos? ¿Deberían los padres permitir que los niños eviten al dentista y terminen con los dientes podridos?
¿Deberían los padres permitir que los niños jueguen videojuegos en lugar de leer libros que desarrollen sus habilidades lingüísticas, empatía y autoconocimiento? Los libros entrenan habilidades importantes; los videojuegos entrenan el estrés y los reflejos. Cuando crezcan, ¿los niños agradecerán a sus padres por enseñarles disciplina, o por ser indulgentes?
La crianza es instruir a los niños sobre lo que no pueden saber, debido a su inmadurez, la falta de experiencia o la incapacidad para prever las consecuencias. La idea de que puedes instruir a los niños sin infligir ninguna consecuencia negativa es insana e inmoral. Con un niño obediente, puede parecer bien, pero no con una casa llena de niños.
Dejar que los niños corran en la calle, monten bicicletas sin casco, jueguen con cuchillos o manejen agua hirviendo es jugar a la ruleta rusa con sus vidas. Tal laxitud favorece las preferencias de los padres, no el mejor interés de los niños. Disciplinar no es divertido, al igual que hacer dieta o ejercicio, pero es necesario. Los padres "pacíficos" buscan su propia tranquilidad a expensas de la seguridad y madurez de sus hijos. Prefieren ser “mejores amigos” en lugar de disciplinar, evitando la crítica o la hostilidad de sus hijos. Más tarde, sus hijos los criticarán como adultos cuando se den cuenta de que han sido perjudicados por la falta de disciplina.
Dales caramelos en lugar de verduras: te querrán momentáneamente, pero te odiarán más tarde por el daño. Los niños que evitan el sufrimiento no invitan a salir a las chicas; las chicas que engordan y se vuelven perezosas nunca son invitadas a salir. La disciplina es esencial para el éxito. Es mejor enseñar disciplina desde temprano a través de consecuencias negativas como regaños, frialdad, voces elevadas o azotes. El éxito requiere disciplina, y es mejor aprenderla de joven, cuando las apuestas son menores y las consecuencias menos graves.
Si alguna vez has intentado aprender un idioma extranjero como adulto, sabes que es mucho más difícil que aprenderlo como niño. ¿Evitarías enseñar a tus hijos a leer y dejarías que lo averigüen como adultos? Eso es una mala idea: los niños tienen una ventana crítica para aprender un idioma que, si se pierde, los deja luchando de por vida. ¿Dejarías que tus hijos durmieran cuando quisieran, el tiempo que quisieran? Otra mala idea: los niños con trastornos del sueño se convierten en adultos con trastornos del sueño, ¡y todos necesitamos despertarnos para ir a trabajar! Los niños necesitan aprender desde temprano el lenguaje, la higiene del sueño, la nutrición, el ejercicio y la disciplina, para que estos hábitos sean innatos, en lugar de tener que luchar con ellos más tarde.
Los padres pro-disciplina se preguntan: ¿Mis hijos me agradecerán cuando sean adultos? La crianza asertiva, a veces llamada "agresiva," produce individuos fuertes, disciplinados y saludables que lo apreciarán más adelante. Si un niño le teme al dentista y los padres "pacíficos" evitan las visitas al dentista, el niño enfrentará dolor de muelas y enfermedades de las encías más adelante en la vida. ¿En qué tipo de ciudadanos se convertirán los niños mimados – ¡sí, mimados! – cuando sean adultos? ¿Respetarán las leyes de la sociedad? No, porque nunca se les impusieron reglas. ¿Pensarán profundamente y con razón sobre las consecuencias? No, porque sus padres los protegieron de los malos efectos. ¿Serán trabajadores? No, ya que nunca enfrentaron la disciplina. ¿Serán fuertes y saludables? Poco probable, dado que sus padres les permitieron comer mal y evitar el ejercicio. La madurez significa hacer las cosas que no quieres hacer.
No necesitas disciplina para comer torta, sentarte en el sofá o fumar un cigarrillo. Los bebedores y jugadores no necesitan disciplina para seguir complaciéndose. La crianza enseña a los niños el valor de hacer lo que no quieren hacer. Los niños no entienden la postergación de la gratificación; viven para el placer inmediato. Intenta quitarle los dulces de Halloween a una niña de seis años por su bienestar. Ella llorará, ¡es una niña! Los padres "pacíficos" evitan disciplinar porque lo encuentran desagradable, modelando el hedonismo y esperando que la disciplina simplemente aparezca por arte de magia. Los azotes, por ejemplo, muestran la disposición de los padres a soportar la aversión a corto plazo del niño en beneficio del niño a largo plazo. Los azotes enseñan a los niños a postergar su felicidad inmediata por su bienestar a largo plazo.
Los padres "pacíficos" evitan lo desagradable tanto para ellos como para el niño, enseñando a los niños a evitar experiencias negativas, lo que resulta en adultos autoindulgentes, reacios a la disciplina y narcisistas. Digo "narcisistas" porque estos niños crecen interesados solo en su placer inmediato y no están acostumbrados a sacrificarlo por la felicidad futura, ni siquiera la propia. Los padres que sacrifican su propia felicidad inmediata – a través de los azotes – por el beneficio a largo plazo del niño, enseñan a los niños a pensar en la felicidad de los demás, incluso a costa de la suya propia. Como adultos, apreciarán la importancia de sacrificar la felicidad inmediata por el bienestar a largo plazo, tanto el propio como el de los demás.
La Refutación: Crianza pacífica.
Un recordatorio, una advertencia para ayudarte, que es mi mayor objetivo.
Si has ejercido poder sobre tus niños, consúltales.
Si tienen quejas, escúchalas, y por favor considera hacer terapia para traumas no resueltos antes de continuar.
¿De acuerdo?
Bien.
Aquí hay un desafío interesante:
Decir que los niños necesitan ser golpeados implica que el castigo físico los prepara para la adultez, sin embargo, es ilegal golpear a los adultos.
Decir que el abuso verbal es necesario entra en conflicto con decirles a los adultos en relaciones abusivas que deben irse.
No enseñamos a leer y hacer matemáticas solo para que sean ilegales en la adultez. Enseñar a los niños pequeños a caminar es valioso porque caminar dura toda la vida, no nos encarcelan por caminar a los dieciocho años.
Piensa en métodos de enseñanza que son ilegales para los adultos.
Enseñamos a los niños a cuidar sus cosas, limpiar su entorno y asearse a sí mismos, hábitos que también son elogiados en los adultos.
Un jefe que abusa verbalmente de sus empleados no es respetado.
Un jefe que golpea a sus empleados sería espantoso y criminal.
Entrenar a los niños con métodos abusivos no tiene sentido si esos métodos son ilegales o abusivos para los adultos.
Golpes
Un niño que es golpeado cambiará su comportamiento a corto plazo por miedo.
No ha aprendido el valor del comportamiento, solo evitar el dolor.
¿Qué enseña el castigo físico a un niño?
Le enseña que aquellos con mayor tamaño y poder pueden usar la violencia si desobedecen o desagradan.
Él ya sabe que los padres son más grandes y fuertes.
Aprende que no tiene autonomía física y que el dolor puede ser infligido a voluntad.
Aprende que el “amor” implica violencia.
Aunque se retrata el castigo físico como autocontrolado, con advertencias y explicaciones, la mayoría de los que golpean violan estos estándares.
La mayoría de los golpes se dan con enojo, para castigar, no para instruir.
En otras palabras, se les dice a los niños que se controlen a sí mismos por padres que están fuera de control.
Abuso Verbal
El abuso verbal, voces elevadas, palabras intimidantes, insultos, se infligen regularmente a los niños.
¿Qué les enseña esto?
Son abusados verbalmente por “responder”, “desafiar órdenes” o “no escuchar”.
Los padres contrarrestan la mala conducta verbal con abuso verbal.
Esto es como golpear a un niño mientras se le dice que golpear está mal.
La crianza pacífica afirma que es inmoral esperar comportamientos de los niños que los padres no modelan primero ellos mismos.
No castigarías a un niño por no saber un idioma que no le has enseñado.
Si quieres que los niños escuchen, modela escuchar.
Si quieres respeto, respeta al niño.
Si quieres razonamiento, razona con el niño.
Tú causas los comportamientos de tu hijo.
Las elecciones de tu hijo reflejan tus decisiones.
Rabietas
Los padres suelen decir: “Eso está muy bien en teoría, pero ¿qué pasa cuando mi hijo hace una rabieta debido a un malestar emocional extremo?”
La ubicuidad del abuso infantil lleva al mito de las “rabietas naturales”.
Este mito sugiere que los niños son propensos a la hiperexcitación y la sobreestimulación, lo que provoca colapsos emocionales.
La infancia se ve como “convulsiones” emocionales aleatorias, que deben curarse ignorándolas o castigándolas.
La mentalidad es:
“Cuando se les contradice, los niños escalan en agresión histérica, perdiendo la cabeza. Los padres pacientes deben soportar esta tormenta sin ceder. Eventualmente, los niños aprenderán que estas rabietas no funcionan y se detendrán”.
Esto es lo opuesto a la verdad.
Para entender las rabietas, imagina que eres un diabético despertando en una jaula extraña. Las personas afuera no te entienden.
Necesitas insulina de inmediato o tu salud está en riesgo.
Cuando intentas indicar esto, se ríen, te ignoran o se enojan contigo.
Levantarías la voz, gesticularías frenéticamente, suplicarías y rogarías.
Cuanto más desesperado te vuelves, más se burlan, se ríen y se alejan.
Aterrorizado, muestras tu desesperación emocional.
Pero ellos se alejan, dejándote solo, enfrentando una enfermedad grave y la muerte.
Gritas y lloras, pero no regresan.
Las rabietas surgen porque los niños no pueden satisfacer sus necesidades físicas, mentales y emocionales.
Los niños están en una jaula de necesidad y frustración sin poder.
Parálisis Infantil
Hemos reformado la sociedad para permitir que las personas en sillas de ruedas tengan un mejor acceso a los edificios, reconociendo su incapacidad para subir escaleras. Los niños pequeños enfrentan discapacidades similares. No pueden servirse sus propias bebidas, comprar juguetes o entender los dolores y molestias de su cuerpo. Necesitan a los padres para consolarse, solo aprenden a calmarse a lo largo del tiempo.
Esperar que un niño consuele su propia infelicidad es como esperar que invente un idioma universal o cultive su propia comida. Cuando un niño se molesta, siente peligro o una barrera y necesita la ayuda de sus padres, es una prueba de amor y conexión. Un bebé que deja caer un juguete que no puede recuperar llorará, tal como lo harías tú si estuvieras rogando por una medicina que te salvará la vida. Los bebés y los niños pequeños son efectivamente discapacitados y a menudo se les burla por sus limitaciones.
Las rabietas son ataques de pánico naturales que surgen cuando los niños no son escuchados y burlados. Los padres que desestiman la angustia de un niño por un juguete caído podrían enfurecerse ellos mismos por las cuestiones más triviales. Todo es significativo para un niño que aún no ha aprendido a priorizar. Los bebés necesitan la ayuda de los padres para sobrevivir. Ignorar a tu bebé es como emitir una amenaza de muerte. Sin cuidado, supervisión e instrucción, el bebé muere.
A los padres a menudo les resulta desagradable el llanto de un bebé, lo cual es extraño. Al igual que un dolor de muelas que señala una infección grave que pone en riesgo tu vida, un bebé llorando está tratando de ayudarte. Un bebé que llora no quiere morir, el llanto es para ayudarte a lograr su objetivo compartido de supervivencia. Los llantos de los bebés no son intrusivos, no responder a ellos pone en riesgo su supervivencia. Imagina un bebé que deja que su madre duerma hasta tarde y muere de inanición, la madre estaría más triste por la muerte del bebé que por haber sido despertada.
¡Un bebé llorando está tratando de ayudarte! A menos que seas un sádico, quieres que tu bebé sea feliz y saludable, ¿verdad? Necesitas señales audiovisuales de tu bebé para entender sus necesidades de supervivencia y felicidad. Señales auditivas: llanto o risa. Señales visuales: lágrimas o sonrisas. Los intentos del bebé son para ayudarte a lograr el objetivo de supervivencia y felicidad. Los padres reaccionan con impaciencia a los llantos de los niños, sin darse cuenta de cuánto obstaculiza esto su crecimiento emocional. Cada llanto o rabieta es una súplica de ayuda y conexión, no un acto de desafío. Tratar estos comportamientos con comprensión y empatía fomenta un entorno seguro y amoroso, que es esencial para el desarrollo de un niño.
Cuando los padres desestiman o reaccionan con dureza a las necesidades de sus hijos, pierden oportunidades cruciales para construir confianza y seguridad. Entender esto puede transformar los enfoques de la crianza, llevando a niños más saludables y felices que se sienten valorados y comprendidos.
Intentar ayudar a alguien y recibir rabia o indiferencia es frustrante. Como sostener una linterna para tu papá, tratar de ayudar en la cocina o dar opiniones honestas a los amigos, los niños que muestran sus necesidades a menudo enfrentan impaciencia, hostilidad o indiferencia. Una rabieta es un intento desesperado de romper la hostilidad o indiferencia emocional de un padre. Los niños que se sienten inseguros debido a padres que no responden se vuelven histéricos, dándose cuenta de que enfrentarán un mundo mortal sin la ayuda de sus padres.
La rabia en las rabietas surge del sentimiento de no ser amado: ¿Por qué tener hijos si no los vas a cuidar? ¿Por qué tenerme si no me amas? La disminución de una rabieta ignorada significa la muerte de la conexión y la aceptación sombría de encontrar formas de sobrevivir solo. Considera los efectos a largo plazo: los niños que no se sienten escuchados o valorados desarrollan inseguridades y desconfianza. Estas experiencias tempranas moldean sus futuras relaciones y autoestima.
El apoyo y la comprensión consistentes de los padres transforman estos años cruciales en una base para un adulto seguro y emocionalmente equilibrado. Por lo tanto, abordar las rabietas con amabilidad y empatía no solo resuelve la angustia inmediata, sino que también construye un vínculo que durará toda la vida.
Aplacamiento de Rabietas
¿Es la solución a una rabieta complacer al niño? No siempre. Si un niño se siente escuchado y comprendido, las rabietas son casi inexistentes. Las rabietas ocurren cuando las emociones de un niño son burladas e ignoradas. Sabes lo frustrante que es cuando alguien dice ‘NO’ sin escuchar.
Cuando mi hija quería golosinas, yo decía que yo también las quería, pero que tenía que pensar en mis dientes y mi estomago. Fingía que mis dientes se caían y que mi barriga se hacía enorme, retirando mi mano de las golosinas. Generalmente terminábamos riéndonos. Nunca ha tenido una rabieta.
"Pero Mi Infancia..."
Muchos padres dicen que crían a sus hijos de la misma manera en que fueron criados. Si los hijos adultos critican su educación, sus padres podrían eventualmente admitir algunos problemas, pero afirman que ellos criaron como fueron criados y que no podían haberlo hecho mejor.
Este argumento es intrigante y vale la pena explorarlo. Los padres que afirman que no tenían otra opción que criar como fueron criados enfrentan una interesante objeción: ¿Estás usando el mismo teléfono o computadora de hace cuarenta años? ¿Tienes un coche con aire acondicionado o GPS? ¿Usas ropa nueva y sigues nuevas modas? ¿Sigues haciendo tu trabajo de adolescente? ¿Has aprendido alguna palabra nueva desde la infancia? ¿Sigues teniendo el mismo corte de pelo? ¿Alguna vez has cambiado tu dieta a lo largo de los años?
Estas preguntas enfatizan un punto central. La gente mejora continuamente sus vidas: tecnología, ropa, vivienda, trabajos, dieta, educación, lenguaje; entonces, ¿por qué excluir la crianza, el aspecto más importante? Si tu madre tuviera tinnitus y apareciera una cura, seguramente la usaría para detener el zumbido en sus oídos. La gente mejora sus vidas constantemente, y acepta nuevos tratamientos para enfermedades, ¿pero no pueden leer unos cuantos libros para mejorar la crianza de sus hijos?
Como Director Técnico en la industria del software, aprendí nuevas tecnologías e incentivé a mis empleados a hacer lo mismo. Los padres se adaptan a las tarjetas de crédito y al “online banking”, pero afirman que no pueden mejorar sus habilidades de crianza. Cuando los padres afirman que no tenían otra opción que criar como fueron criados, implican que pueden mejorar todo—aprender nuevas tareas, habilidades, responsabilidades—excepto la crianza. Pero esto se pone más feo, como suele suceder.
Azotes y Libre Albedrío
Si tu madre te golpea y luego afirma que no tenía otra opción porque ella fue golpeada cuando era niña, está negando su capacidad para una crianza pacífica. Sin embargo, mejoró su comportamiento como madre en público. Cuando te portabas mal en público, es posible que te lanzara miradas venenosas o te amenazara en voz baja, pero probablemente no te golpeaba en lugares como el centro comercial, la casa de un amigo o la iglesia. Su afirmación de que no tenía elección contradice su elección constante de no golpearte en público. Es como mudarse a Japón y luego quejarse de no saber japonés, mientras lo hablas fluidamente en público.
Si un padre dice que no tiene otra opción que golpear porque fue golpeado cuando era niño, pero ejerce la opción de no golpear en público, siempre tuvo la opción. Si un padre golpea a su hijo hasta que el hijo llega a la pubertad y se vuelve fuerte, entonces el padre siempre tuvo la opción de no golpear. La ley de gravedad no es una opción; los padres no pueden evitarla, pero si dicen que no tenían elección al golpear, incluso un solo contraejemplo refuta su afirmación.
Un hombre con epilepsia no puede controlar las convulsiones, un hombre con síndrome de Tourette no puede controlar los arrebatos, y un hombre sin brazos no puede aplaudir. Del mismo modo, un hombre que afirma una discapacidad solo tiene que caminar una vez para desacreditar su afirmación.
Si tus padres nunca te golpearon en público o frente a figuras de autoridad, quiere decir que siempre podían abstenerse de golpearte. Así es como lo ocultaron del mundo. Si afirman que no tenían otra opción, pero nunca fueron descubiertos, su afirmación es falsa y perpetúa el abuso.
Infancia y Libre Albedrío
Pero la cosa empeora.
Un padre de treinta años que golpea a su hija de cinco años le asigna voluntad moral y libre albedrío. Si la golpea por robar golosinas, le está diciendo:
Te estoy golpeando porque tomaste golosinas sin permiso, lo cual sabes que está mal y tienes la libertad de elegir no hacerlo.
Más tarde, cuando el padre tiene cincuenta años y su hija veinticinco, ella se queja de haber sido golpeada. Ahora el padre afirma que no tenía otra opción porque fue golpeado de niño, sugiriendo que ella tenía plena responsabilidad moral a los cinco años, mientras que él no tenía ninguna a los treinta. ¡Esto es moralmente erróneo y corrupto más allá de las palabras!
El padre sabe que ser golpeado le quitó su propio libre albedrío y responsabilidad moral, ¡sin embargo, golpea a su hija, destruyendo su elección moral y libre albedrío!
Su ecuación: Los niños comienzan con responsabilidad moral y libre albedrío: golpearlos los destruye con el tiempo. Te golpeo sabiendo que destruirá tu elección moral y libre albedrío, ¡tal como me lo hizo a mí!
No tiene sentido que un adulto excuse su propio comportamiento, pero castigue a un niño de cinco años. Un padre afirma que no tiene responsabilidad moral porque fue golpeado cuando era niño, pero espera plena responsabilidad de su hijo de cinco años mientras lo golpea.
¿Ser golpeado elimina la responsabilidad moral?
Aparentemente, sí para el hombre de treinta años; no para el niño de cinco años…
¿Saber por qué quieres hacer algo malo evita que lo hagas?
Aparentemente, no para el hombre de treinta años; sí para el niño de cinco años.
Es casi imposible imaginar la vileza moral y cobardía necesarias para pretender que un niño de cinco años tiene más responsabilidad moral y libre albedrío que un adulto de treinta años.
El padre le dice a su hijo de cinco años: Hiciste mal porque eres malo, yo no hice mal porque fui maltratado.
Tú, como niño, eres malo y debes ser castigado. Yo, como adulto, soy una víctima y merezco simpatía.
Los niños de cinco años deben ser castigados, no perdonados. Pero los hombres de treinta años deben ser perdonados y nunca castigados.
Espero que realmente entiendas lo repulsivo que es todo esto.
Necesito tomar un descanso y salir a tomar aire.
Humanidad versus Poder
Es un adagio antiguo que los seres humanos se corrompen con el poder. Cuanto mayor es el poder, mayor es la corrupción. Una distracción clave en la historia ha sido enfocarse en el poder ajeno en lugar del poder personal. La pregunta bíblica es: ¿por qué te enfocas en la paja en el ojo de tu hermano mientras ignoras la viga en tu propio ojo?
Los humanos, especialmente los hombres, están obsesionados con controlar el poder político debido a su peligro. Las feministas luchan por controlar el poder del patriarcado; los economistas austriacos se enfocan en los banqueros centrales; los politólogos buscan limitar el poder del Estado. Esto es en gran medida un sinsentido, no porque estos abusos no existan, sino porque son distracciones.
La mayoría de nosotros nunca seremos presidentes o reyes, pero la mayoría de nosotros seremos padres. El mayor poder que jamás experimentaremos es nuestro poder sobre nuestros hijos. En las democracias occidentales, los padres tienen mucho más poder sobre sus hijos que los gobiernos sobre sus ciudadanos. Las leyes nos afectan, pero los legisladores no viven en nuestras casas. No nos controlan directamente a través de azotes, restricciones, hambre, penitencias, confiscación y confinamiento. Como adultos, a menudo podemos conformarnos con leyes injustas y escapar del castigo.
La crianza injusta está diseñada para infligir castigo. Las "reglas" cambian constantemente para perpetuar la agresión. Los ciudadanos tienen remedios legales contra el abuso gubernamental; los niños no tienen tal recurso. Los ciudadanos pueden evitar convertirse en el foco de atención del gobierno; los niños no tienen esa opcion.
Los niños no tienen estatus legal, no pueden firmar contratos y no tienen recursos contra la injusticia. No pueden vivir solos ni mudarse de país como los adultos. Incluso los soldados están mejor que los niños abusados. Los soldados tienen reglas y apoyo y a menudo eligen su profesión; los niños no eligen a sus familias y no tienen tal apoyo. Los soldados luchan durante unos años con descansos; las víctimas de abuso soportan dieciocho años bajo individuos crueles. Los niños están estresados en el útero mientras los padres se pelean y están aislados de formas que los soldados no pueden imaginar. Muchos niños son mutilados o asesinados por sus padres, como soldados por enemigos. En los EE. UU., más niños son asesinados por sus padres cada 18 meses (2,630) que soldados muertos en Afganistán en dos décadas (2,448).
Los soldados tienen aliados firmes, los niños luchan y sufren solos. Los soldados están entrenados para contraatacar, los niños no pueden. El abuso infantil moldea personalidades no formadas, los soldados ya son adultos. La infancia es como cemento blando, dejando impresiones profundas, a diferencia de las personalidades adultas ya endurecidas. Los adultos pueden ignorar insultos de extraños. El abuso verbal impacta profundamente a los niños, definiendo sus personalidades centrales. La resistencia escala el castigo, obligándolos a conformarse. Los padres abusivos elevan acciones en rasgos definitivos: una mentira significa que el niño es un mentiroso; derribar una taza significa que el niño es descuidado y torpe.
El abuso verbal implanta acciones negativas en la personalidad central del niño. "Tú hiciste" se convierte en "tú eres". Los padres abusivos etiquetan a los niños con rasgos, no acciones. Declaraciones simples se degradan en juicios dañinos.
Si un padre le dice a un niño: No siento que pueda razonar contigo en este momento, eso es preciso. Si el padre dice: No se puede razonar contigo, eso es deshonesto. Decir ¡Eres irracional! es peor. Golpear al niño implica que está más allá de la razón y debe ser castigado por "maldad."
El poder de definir personalidades enteras por acciones negativas es una función de autoridad. El estado te etiqueta como “criminal.” Las escuelas gubernamentales te etiquetan como “fracasado.” Los medios te llaman “odiador.” La religión te etiqueta como “pecador.” Los padres te definen como “malo.” Esto no solo es falso, es un abuso continuo.
Reconocer estas falsas etiquetas como abuso es crucial. Las estructuras de la sociedad imponen etiquetas dañinas, perpetuando un ciclo de control y manipulación que comienza en la infancia. Redefinir nuestro enfoque de la crianza podría romper este ciclo, pero requiere un cambio profundo en perspectiva y valores.
La Contención del Poder
Entonces, ¿cómo se contiene el poder?
¿Qué restringe el poder de los padres?
Piensa en un restaurante comunista en la Unión Soviética en la década de 1950. El personal recibe su paga independientemente de los clientes, la calidad del servicio o la comida. Les paga el Estado, que obtiene el dinero por la fuerza.
¿Qué incentivos tienen para ofrecer comida y servicio de calidad?
Ninguno.
Tienen fuertes desincentivos, ya que les resulta más fácil servir mala comida y jugar a las cartas que atender a los clientes. Los proveedores carecen de incentivos para la calidad, haciendo lo mínimo indispensable.
Hay un viejo chiste soviético: “Un hombre que llega temprano al trabajo es regañado por hacer que los demás queden mal; si llega tarde, lo regañan por ser perezoso; si llega a tiempo, lo envían a la cárcel porque debe tener un reloj importado”.
La única cura para la mala calidad es el voluntarismo.
Si no te obligan a pagar por el restaurante, este debe ganarse tu dinero con buena comida, servicio y precios.
La transición de la fuerza a la elección es de la explotación al servicio. Un violador no necesita encanto ni buen humor. Los sindicatos y monopolios protegidos por el gobierno son ineficientes y no se esfuerzan por reducir costos o asegurar la satisfacción del cliente. Monopolio y explotación van de la mano. Coerción y abuso son dos caras de la misma moneda.
¿Cómo arreglamos esto en la crianza?
Imagina que eres un trabajador gubernamental perezoso que se entera de que su industria será privatizada en seis meses.
¿Qué harías?
Bueno, trabajarías eficientemente para evitar ser despedido y perder tu pensión.
Los padres proveen servicios a sus hijos, pero tienen una posición de monopolio. Los niños no pueden elegir a sus padres como eligen juegos o videos. Los padres a menudo no mejoran porque obtienen los beneficios de la paternidad sin esfuerzo.
¿Cuáles son los beneficios de la paternidad?
La devoción de por vida de sus hijos.
Sin embargo, los niños pasan de un monopolio coercitivo a un mercado libre voluntario.
Los niños pequeños deben obedecer y someterse a sus padres; los adultos no.
En las familias, el comunismo se convierte en capitalismo; la coerción se convierte en voluntarismo.
El voluntarismo es calidad.
La coerción se opone a la calidad porque si fuera calidad, no se necesitaría coerción.
La paternidad comienza con monopolio y termina con voluntarismo. Los buenos padres actúan como si los niños pudieran elegir a cualquier padre en el mundo. La paternidad comienza con poder y termina con súplicas. Eres todo cuando tus hijos son pequeños, pero no tienen que llamarte cuando son mayores.
Imagina a un hombre cuya esposa fue obligada a casarse con él, pero luego las leyes cambian y ella puede divorciarse.
¿Qué haría él?
Bueno, se volvería más considerado y amoroso, convirtiéndose en un mejor esposo.
Tanto el trabajador gubernamental como el esposo que se siente con derecho podrían ser más felices trabajando más duro y haciendo las cosas mejor. Podrían mirar hacia atrás y estar agradecidos por haber sido llevados a la luz del amor y la productividad reales.
La mayoría de los padres actúan como si sus hijos nunca tuvieran opción de pasar tiempo con ellos. Muchos comienzan con agresión y terminan con manipulaciones de culpa y victimización.
Pero los hijos adultos no tienen que ver a sus padres abusivos. Recompensar a los padres abusivos asegura el abuso continuo, al igual que un nuevo propietario que nunca despide a empleados improductivos fomenta la pereza.
Los padres deben reconocer que los hijos crecen y ganan la libertad de elegir sus relaciones. Construir conexiones amorosas y respetuosas es esencial, sabiendo que sus hijos, en última instancia, tendrán la opción de quedarse o irse. Esta transición de un monopolio al voluntarismo en la crianza refleja el cambio de la coerción a la calidad en otras áreas de la vida, reforzando la importancia del esfuerzo genuino y el cuidado en mantener relaciones positivas y duraderas.
Los Secretos Más Ocultos
En el mundo hay muchos secretos que permanecen bien ocultos.
La propaganda a menudo nos dice que es noble dejar una relación abusiva que elegimos, pero egoísta escapar de una que nunca elegimos.
¿Quién controla el mundo?
Aquellos que propagan estas contradicciones morales.
Los padres abusan de los hijos esperando no enfrentar consecuencias negativas.
Los políticos inician guerras esperando no sufrir repercusiones.
Aunque no podemos cambiar el sistema militar-industrial, podemos abordar nuestra propia crianza.
Hay individuos excepcionales que hacen lo correcto sin importar el costo, pero la mayoría de las personas responden a incentivos, haciendo lo que los beneficia.
Si los padres abusivos no enfrentan consecuencias negativas, su abuso les sigue siendo beneficioso.
¿Cómo sabemos lo que la gente quiere?
Por sus acciones cuando no están coaccionados.
Un hombre que tiene una aventura romántica, quiere tenerla. Un hombre en la playa en lugar de un aula prefiere la arena.
Los abusadores prefieren abusar porque eligen hacerlo.
Nadie está obligado a abusar de los niños; no es un requisito legal.
No abusar de los niños es perfectamente legal en Occidente.
Una mujer que elige hacer algo que no está obligada a hacer muestra que lo prefiere, incluso si luego lo lamenta.
Un hombre que fuma durante cuarenta años lo prefirió, a pesar de sus remordimientos posteriores.
Una mujer que tiene sexo con un hombre quería hacerlo, aunque luego lo lamente.
Sabemos que los padres abusivos quieren abusar porque lo hacen.
Si los padres no enfrentan repercusiones negativas por su abuso y sus hijos adultos aún los mantienen, ¿por qué dejarían de abusar?
No se puede detener el mal sin consecuencias.
No se puede reformar la coerción sin voluntarismo.
Los padres deben enfrentar consecuencias para mejorar.
Si apoyas a padres abusivos como adulto, contribuyes a los problemas del mundo.
Subvencionar el mal lo incrementa.
Las loterías fracasarían sin premios; los padres abusivos continúan haciéndolo porque reciben apoyo.
Los seres humanos son corrompidos por el poder.
Los padres deben recordar la naturaleza voluntaria de las relaciones con sus hijos adultos.
El poder parental debe disminuir a medida que los hijos crecen para evitar contribuir a la decadencia social.
Si fuiste abusado, habla con tus padres, explica los agravios, y busca reconocimiento, disculpas y reparación.
En el mejor de los casos: admiten su culpa, buscan terapia y hacen enmiendas, posiblemente continuando la relación.
En el peor de los casos: escalan al conflicto, confirmando que el abuso no cesará, lo que te salvará de décadas de horror.
Si los padres abusivos no admiten responsabilidad por sus acciones, abusarán de tus hijos también, directa o indirectamente.
Es doloroso, pero necesario.
Dile a tus padres: “Experimentar consecuencias negativas por malas acciones es esencial”.
Si alguna vez te pegaron por responderles, deberían aceptar la responsabilidad.
Si te castigan por decir la verdad, eso demuestra que su moralidad es una excusa manipuladora.
La crianza mejora cuando los padres saben que sus hijos adultos pueden confrontarlos y hacerlos responsables.
Entender la falta de garantías impulsará una mejor crianza.
Si sigues apoyando a padres abusivos, perpetúas el ciclo del daño, tanto para ti como para las futuras generaciones. Tu apoyo valida sus acciones y fomenta el abuso continuo.
Desafía la norma negándote a permitir comportamientos abusivos. Confrontar a tus padres puede ser un catalizador para el cambio, enfatizando que el abuso tiene consecuencias duraderas. Esta confrontación, aunque difícil, puede liberarte de las sombras de tu pasado, allanando el camino hacia un futuro mucho más saludable.
Reformar la crianza comienza con decisiones individuales y cambios sociales. Al hacer que los padres rindan cuentas, establecemos el precedente de que el abuso es inaceptable. Esta responsabilidad es crucial para romper el ciclo de la violencia y fomentar una sociedad más compasiva.
Tus acciones hoy moldean el futuro. Al negarte a tolerar el abuso, contribuyes a un mundo donde la compasión y el respeto son la norma. Tu valentía para confrontar y exigir responsabilidad protege tu bienestar e influye en las generaciones futuras para que se opongan al abuso. Enfrentar estas conversaciones difíciles puede transformar la dinámica familiar, llevando a un mundo más justo y amoroso para todos.
Las Reglas de la Crianza Pacífica
La Crianza Pacífica consiste en aplicar tus más altos estándares morales a tus hijos.
Si no golpearías a un adulto, no golpees a tus hijos.
Si no insultarías a tu jefe, no insultes a tus hijos.
Si no le gritarías a un policía, no le grites a tus hijos.
Si no castigarías a un camarero por un error, no castigues a tus hijos por sus errores.
Si te sentirías humillado por ser obligado a sentarte en las escaleras en público, no pongas a tus hijos en "penitencia."
¿Quieres que tus hijos digan la verdad? Dila tú mismo y nunca los castigues por decirla.
¿Quieres que tus hijos respeten la propiedad? Respeta su propiedad primero.
¿Quieres que tus hijos usen palabras en lugar de golpes? Usa palabras en lugar de golpes con ellos.
¿Quieres que tus hijos traten bien a los demás? Trátalos bien tú primero.
¿Quieres que tus hijos te respeten? Actúa de manera respetable. No respetarías a alguien que pierde los estribos, grita, insulta o golpea a niños indefensos.
¿Quieres que tus hijos te escuchen? Escúchalos tú primero.
¿No quieres que tus hijos se conviertan en abusones? No los intimides.
Cuando te molestes por el comportamiento de tus hijos, pregúntate: ¿qué hice yo para crear esto?
Tus hijos reflejan tu comportamiento, tal como un espejo refleja tu rostro.
¿Quieres que tus hijos resistan la presión grupal? Modela resistiendo la presión del grupo.
¿Quieres que tus hijos eviten malas compañías? Evita malas compañías tú mismo, incluso si son de tu propia familia.
¿Quieres que tus hijos desarrollen autodisciplina? Desarróllala tú mismo: come bien, haz ejercicio, controla tu temperamento.
¿Quieres que tus hijos usen menos dispositivos electrónicos? Sé más atractivo que las tablets.
Si juegan videojuegos, participa o crea actividades más interesantes.
Si deseas ciertos comportamientos en tus hijos, modela esos comportamientos consistentemente durante años.
No puedes esperar que un niño pequeño aprenda inglés de ti si tú no lo hablas.
La moral es como un idioma.
¿Quieres que tus hijos sean buenos? Sé bueno tú mismo.
¿Quieres que tengan integridad? Modélala consistentemente.
¿Quieres que asuman responsabilidad? Asume plena responsabilidad por tus acciones.
¿Quieres que se disculpen cuando se equivocan? Discúlpate con ellos cuando te equivoques.
¿Quieres que enfrenten a los abusones? Enfréntalos tú mismo, incluso si son de tu familia.
¿Quieres que desarrollen buenos hábitos? Modela esos hábitos durante años.
Todo lo que deseas ver en tus hijos, primero debes manifestarlo en tu propio comportamiento.
No puedes enseñar un idioma que recién estás empezando a aprender. Prepararse para la paternidad significa practicar los más altos estándares éticos durante años antes de dar la bienvenida a un hijo.
Es posible ser un Padre Pacífico sin preparación previa, pero reconoce esta deficiencia y discúlpate por tus errores.
Si tienes padres abusivos, ellos deben disculparse, reformarse y hacer enmiendas, o debes aceptar las consecuencias de tener abusadores cerca de tus hijos.
Exponer a los niños a personas abusivas les dice que priorizas complacer a personas malas por encima de proteger a tus hijos.
Verán que los abusadores tienen poder, y que las personas "morales" se doblegan ante su voluntad.
Exponer a los niños a abusadores muestra la "virtud" como hipocresía, enmascarando la esclavitud.
Decirle a tus hijos que sean buenos mientras cedes ante los malvados les enseña a mentir sobre la virtud y a servir a los inmorales.
Los padres se preguntan por qué sus hijos ponen los ojos en blanco ante las lecciones morales.
Primero debes ser bueno.
Demuestra que la virtud es igual a la fortaleza: controla tus impulsos y mantén el mal a distancia, sin darle nunca poder sobre ti ni sobre tus hijos.
Los niños, especialmente los varones, desprecian la debilidad. Ceder ante los malvados mientras afirmas tener virtud provoca su desprecio.
Si entrenaras a tus hijos en artes marciales pero los enviaras al combate con los brazos atados, ¿cómo verían tus futuras instrucciones?
Te despreciarían.
Si te ven ser intimidado por tu familia, respetarán a los abusadores.
Pierdes el respeto por ti mismo y mantienes el respeto por los abusadores; por eso te intimidan.
Crianza Pacífica y Errores Morales Parte 1
Ahora bien, si puedes encontrar un niño que nunca quiera imitar a los adultos, ¡felicidades! Has encontrado a un niño de una especie alienígena.
Como los adultos rara vez son castigados, pero los niños sí, los niños ven los castigos como actos de poder, no de moralidad.
¿Cómo lo saben?
Los adultos que se portan mal son recompensados, no castigados.
Los adultos tienen una mayor responsabilidad moral que los niños, pero aquellos que tienen la menor excusa para comportarse mal son recompensados, y aquellos con la mejor excusa son castigados.
No se trata de "castigo por mal comportamiento", sino de "castigo por debilidad".
Los niños son castigados por ser débiles, mientras que los adultos son recompensados por tener poder.
Los niños viven en un mundo de tamaños muy diferentes.
Si un adulto interviniera en una pelea entre un adolescente de quince años y un niño de cinco años, y luego castigara al niño de cinco años, esto sería incomprensible, ¿verdad?
Cuando los adolescentes más grandes intimidan a los niños más pequeños, se ve como una expresión de poder, no de moralidad.
Si castigas a los niños, pero recompensas a los adultos por comportamientos similares, eres un abusador que usa su tamaño y fuerza para "castigar" al más débil.
Eres peor que un abusador: al menos el abusador no pretende ser moral.
Los niños no pueden defenderse, al igual que la niña pequeña no puede resistir al adolescente que la intimida, por lo que son agredidos.
No existe un principio llamado "castigar a las personas por su mal comportamiento".
Solo existe: "Castiga a los débiles e inocentes, mientras recompensas a los fuertes y culpables."
"Castigar a los niños" equivale a "agredir a los débiles por su comportamiento."
Recompensa a los culpables, castiga a los inocentes.
Castiga a los que no tienen control; recompensa a los que tienen control.
Castiga a las víctimas, recompensa a los abusadores.
¿Y nos preguntamos de dónde surge el ansia de poder?
Proviene del deseo de escapar del castigo, modelado por los padres que castigan a los indefensos y recompensan a los poderosos.
Todos hemos estado en esta situación.
La Crianza Pacífica es la negativa a ser un hipócrita moral.
Debemos enseñar virtud a nuestros hijos: hagámoslo de manera honesta y coherente, no mediante el abuso y la hipocresía.
Crianza Pacífica y Errores Morales Parte 2
No importa cómo lo mires: no hay una base racional para castigar a los niños.
Los padres a menudo se enojan con los adolescentes por elegir a sus amigos en lugar de a la familia, pero esos mismos padres pueden haber priorizado antes sus carreras, amigos o familiares por encima de sus hijos.
Si has modelado un mal comportamiento: no prestar atención, golpear, gritar, insultar, perder los estribos, culpar al niño por tus fallas, entonces tu hijo te está imitando. La culpa es tuya, no de tu hijo.
Si nunca has modelado un mal comportamiento, el comportamiento del niño podría provenir de otra persona, como un tío disfuncional, o podría ser innato.
Si es de otra persona, sigue siendo tu responsabilidad como padre porque controlas a quién están expuestos tus hijos. Si tu tío fue la mala influencia, castígalo a él o a ti mismo, no al niño. Si un tutor le enseña malas palabras a tus hijos, culpa al tutor y a ti mismo por contratarlo, no a los niños.
Si los niños deben ser castigados por mal comportamiento, y tu tío se comporta mal, culpa a sus padres, no a tus propios hijos.
Si todos los que rodean a tu hijo son de alguna manera perfectos y él todavía se comporta mal, su comportamiento es innato, por lo que el castigo es injusto.
Los niños, especialmente los varones, muestran agresión en la infancia y la niñez temprana, pero es instintivo y más allá de su control, como despertarse llorando. Es descortés y grosero que un compañero de cuarto te despierte gritando, pero un bebé no tiene opción. Castigar a los niños por acciones innatas e involuntarias es inmoral y abusivo.
No castigamos a los niños por epilepsia o asma, porque no tienen control sobre estas dolencias. Si los niños son innatamente malos y necesitan ser castigados hasta que mejoren, ¿por qué no aplicar esta regla a los adultos en tu vida? Si tu tío es un borracho mezquino, debería ser castigado hasta que deje de serlo, ¿verdad?
Sin embargo, si sigues invitando a tu tío abusivo a las reuniones familiares, tus hijos verán que no crees en castigar el mal comportamiento. Ven que recompensas los malos comportamientos con aprobación social. Saben que el castigo es solo para los niños: ¡los adultos pueden hacer lo que quieran!
Si continuamente invitas a tus padres insultantes o degradantes, tus hijos ven claramente que no crees en castigar los malos comportamientos. Observan cómo recompensas el mal comportamiento con cenas y eventos sociales agradables, y entienden perfectamente que ser castigado por "mal" comportamiento es solo para los niños: ¡los adultos son recompensados!
La Ética de la Crianza Pacífica
La moralidad es curiosa: cuando dices que algo está mal, la gente pregunta qué se debe hacer en su lugar.
Si convenzo a alguien de que no robe, ¿debo decirle qué hacer en su lugar?
Si me aconsejas evitar un barrio en particular, ¿debería exigirte que me digas dónde vivir?
Aceptamos que la violación es malvada, ¿debe quién nos convence también decirnos cómo cortejar a las mujeres y exactamente con quién casarnos?
¿Eran aquellos que se oponían a la esclavitud responsables de dictar qué hacer después de que terminó?
¿No sería eso una extensión de la esclavitud?
Si te convenzo de no agredir a las personas, ¿soy responsable de elegir a tus amigos?
Definir la inmoralidad significa que está mal hacer algo; si no hacerlo significa que debes hacer algo específico, ¿dónde queda tu libertad?
Decir "no mates" no te da un plan de vida, al igual que decir "no puedes vivir en mi casa" no te dice dónde tienes que vivir.
Esto muestra cuánto quiere ser mandada la gente que, cuando se prohíbe algo, ¡inmediatamente ansían otra orden!
"Si la esclavitud es inmoral, ¿cómo debo vivir?"
Esta es la demanda del esclavo eterno: "Ordéname qué hacer después de que me ordenen qué hacer."
Lo que nos lleva a...
¿Cómo Deberías Criar a Tus Hijos?
¡No lo sé!
No sé exactamente cómo deberías criar a tus hijos; ¡ninguna elección moral tiene sentido si es una orden o un mandamiento!
Si tu médico te dice que dejes de fumar, no te está ordenando correr maratones o tomar heroína. Solo te está diciendo lo que no debes hacer.
Si digo: "¡No golpees a tu esposa!" - no estoy dirigiendo tus decisiones matrimoniales.
Si digo: "No agredas a tus hijos" - solo te estoy diciendo lo que no debes hacer.
Nuestra adicción a la agresión contra los niños nos deja sintiéndonos perdidos cuando nos dicen que paremos.
¿Cuánto tiempo debes ser intimidado antes de que la idea de libertad parezca desesperada?
Pregunto con gran amor y empatia...
¿Cuánto tiempo has sido intimidado? ¿Lo suficiente como para exigir que te intimide a cambio?
Acabar con la esclavitud permitió que el mundo moderno floreciera. La esclavitud es profundamente malvada: violenta y sofocante para el progreso.
La esclavitud roba el presente y el futuro.
Oponerse a la esclavitud significa liberar a las personas para que elijan sus vidas.
No sé cómo deberías criar a tus hijos. No sé cómo deberías ganarte la vida.
Pero sé que no deberías ser un esclavo ni agredir a tus hijos. No deberías amenazar, golpear, gritar, aterrorizar, confinar, insultar ni intimidarlos. Y tú también lo sabes, especialmente al leer este libro.
Acabar con la esclavitud llevó a una gran creatividad y progreso.
Rechazar la agresión contra los niños llevará al amor, la felicidad y la ternura, y remodelará el mundo de manera positiva.
¿Cómo sería el mundo cuando se razona con los niños en lugar de golpearlos?
Las personas racionales lamentan la pérdida de la razón. Lloramos por la enfermedad mental, la explotación, la violencia y el abuso. Nos enfurecemos contra los de corazón frío, los manipuladores, los mentirosos y los tramposos, las personas rotas que constantemente rompen a los demás.
Nos enfurecemos contra la guerra, la deuda y el robo por inflación.
Sentimos tristeza por las almas que encuentran consuelo en las mascotas en lugar de en el amor humano.
Nos horrorizamos ante las falsas virtudes pagadas subyugando a otros a través de impuestos y deuda.
Nos tambaleamos ante aquellos que culpan a otros por malas decisiones, evitando la responsabilidad.
Lloramos por aquellos que rechazan las responsabilidades de los adultos por autocompasión.
Tememos a los criminales que roban porque les robaron su infancia. Huimos de la violencia infligida en nosotros que fue infligida primero a nuestros padres.
Tememos a aquellos que nos atacan debido a nuestros fracasos pasados en protegerlos.
No sé cómo criar hijos, pero sé lo que no debes hacer.
No sé con quién debes casarte, pero sé que no debes golpear a tu pareja.
No sé si deberías enojarte, pero sé que no debes agredir ni asesinar.
No sé cómo debes ganarte el pan de cada día, pero sé que no debes robar.
Esto muestra cuán brutalizados estamos cuando, al ser advertidos de dejar de hacer daño a los niños, no tenemos idea de qué hacer.
Para disipar esta confusión, examinemos algunas posibilidades.
¿Qué Pasa Si Mis Hijos Me Mienten? Parte 1
Spoiler...
Tus hijos te mentirán, al igual que tú les mentirás a ellos, a otros y a ti mismo.
La moralidad religiosa contiene mandamientos a seguir independientemente de las relaciones, priorizando a Dios. Por ejemplo, el perdón cristiano a menudo se ve como un mandamiento, no ganado por el arrepentimiento.
No apoyo esta visión. (Para más información, consulta mi libro gratuito Universally Preferable Behaviour en www.freedomain.com)
Los pacifistas extremos rechazan la violencia, incluso en defensa propia. La tradición del derecho consuetudinario permite la violencia defensiva cuando se es agredido. La no violencia es una relación, no un absoluto.
Si ordenas un teléfono móvil de $500, no estás obligado a pagar si no lo recibes. Las obligaciones son contingentes al cumplimiento de la parte del vendedor.
Si alguien te roba la bicicleta, es moralmente aceptable recuperarla. Si te engañan con $100, es aceptable mentir para recuperar tu dinero.
Muchos escenarios morales desafían esta realidad. Si un hombre exige saber dónde está tu esposa para asesinarla, ¿estás obligado a decirle la verdad? Ninguna persona cuerda diría "sí", por lo tanto, decir la verdad no es un absoluto.
No tienes una obligación moral hacia un hombre que amenaza con asesinar, así como no tienes la obligación de casarte con un acosador. Ignorar la inmoralidad de las amenazas de asesinato para enfocarse en decir la verdad es como ignorar el abuso parental para centrarse en el comportamiento del niño.
Entender que la moralidad es una relación es esencial para la crianza pacífica.
¿Qué Pasa Si Mis Hijos Me Mienten? Parte 2
Cuando tu hijo te mienta, explícale con suavidad:
“Entonces, no me dijiste la verdad, lo cual entiendo; es natural tratar de evitar problemas o conseguir algo bueno. Todos sucumbimos a la tentación a veces, pero generalmente no es algo bueno. ¿Recuerdas cuando dije que iríamos al parque y te alegraste? Imagina si nunca te llevara. O si prometiera jugar un videojuego después de cepillarnos los dientes, pero no cumpliera. Te sería difícil confiar en mí, ¿verdad?
“Si te miento, no confiarías en mí ni dependerías de mis promesas. Me siento más feliz sabiendo que podemos confiar el uno en el otro, así puedo planear mi día sabiendo que harás lo que dices.
“Si mientes, ¿es justo esperar que yo diga la verdad? Es como esperar golosinas sin pagar, o pagar por una película y que no te dejen entrar. En Halloween, las golosinas son gratis para los niños, todos lo entienden.
“Las cosas buenas en la sociedad dependen de la confianza. Las tiendas no cierran porque asumen que la mayoría de la gente no robará. Los restaurantes asumen que pagaremos al final.
“A veces, simplemente no puedes cumplir con tu palabra. Como cuando llegamos tarde al dentista por el tráfico. Eso fue una excepción. Pero llegar tarde a cada cita sería problemático.
“No es justo beneficiarse de la honestidad de los demás mientras te das permiso para mentir. Es tentador, lo entiendo, pero realmente no es justo.
“Si mientes, los demás no tienen que decirte la verdad. Si rompes promesas, los demás no cumplirán las suyas. Quieres confiar en mí, ¿verdad? ¿Que realmente iremos a algún lugar divertido si lo digo? Eso mantiene la relación alegre y te da cosas a las que esperar, ¿no?
“Entonces, ¿tenemos un trato? Tú dices la verdad, y yo también.”
Incluso los niños pequeños entienden esto. Saben reconocer un buen negocio cuando lo escuchan.
Pero si mantienes tu palabra y tu hijo sigue mintiendo, es posible que debas dejar de cumplir tus promesas.
Promete un viaje al arcade y luego no lo cumplas si tu hijo rompe sus promesas.
Cuando se queje, recuérdale sus promesas incumplidas.
“Recuerda, dije que no tengo que cumplir mi palabra si tú no cumples la tuya. ¡Tú compras mi honestidad con la tuya! Estoy feliz de empezar a cumplir mi palabra, ¡pero tú también debes hacerlo! No pagarías a un empleado que no trabajó, ¿verdad?”
¿Qué Pasa Si Mis Hijos Me Mienten? Parte 3
Ahora, estos discursos se pueden adaptar a varias situaciones, pero comparten un tema común:
Para la honestidad, recuérdale al niño que se beneficia de tu veracidad. Haz referencia a tu propia honestidad. Recuérdale que, si no dice la verdad, tú tampoco tienes que hacerlo. Enfatiza tu responsabilidad por su comportamiento hasta que llegue a la adultez.
Estos principios son fáciles de implementar una vez que te acostumbras a ellos. El más difícil es el número dos: modelar consistentemente el comportamiento que deseas en tu hijo. Corrígete si has roto promesas, ya que la hipocresía socava la credibilidad.
Modela un buen comportamiento en todas las interacciones, ya sea con la familia, los hermanos o los extraños. Un niño no puede aprender moralidad sin la consistencia ética que proporciona la integridad parental.
La Credibilidad es lo Opuesto a la Vanidad
Muchos de nosotros tuvimos padres que querían que lográramos cosas para alimentar su propio ego, lo cual es desmotivador y conduce al auto-sabotaje.
Si quieres que tus hijos te obedezcan para sentirte mejor, ellos se resistirán.
Todos hemos sentido la presión de un vendedor que trata de vender algo caro sin conocer nuestras necesidades. ¿Le comprarías algo? Por supuesto que no.
Lo mismo ocurre con la crianza.
Si un vendedor de alfombras se enoja porque no compraste una alfombra cara después de ofrecerte té, ¿la comprarías? ¡Espero que no!
Esperar que tu hijo te obedezca solo porque eres su padre depende de una categoría, no de tu propia integridad.
No esperarías que tu esposa te obedeciera solo porque eres su esposo, ¿verdad?
Nunca enseñes a tu hijo ‘obediencia.’
‘Obediencia’ significa ceder tu voluntad a la autoridad sin considerar tus propios intereses.
Sabemos lo desastroso que es cuando las personas someten su conciencia a la ‘autoridad.’
¿Trabajarías duro para un jefe que se lleva todo el crédito y los bonos? No.
Quieres que tus hijos emulen tu comportamiento, inspirados por tu ejemplo, y que apelen a su propio interés.
Exigir “obediencia” los entrega a futuros manipuladores.
Enseñar obediencia es imponer esclavitud.
Los seres humanos morales obedecen la virtud, no a los demás.
Obedecer a otros es esclavitud; obedecer a la virtud es integridad y libertad.
Imponer la obediencia requiere miedo y amenazas.
Piensa en aquellos a quienes obedeces sin razón; el peligro siempre está en la raíz de la sumisión.
‘Obediencia’ es economía negativa.
‘Economía negativa’ es actuar para evitar un mal, no para lograr un bien.
Le das dinero a un ladrón para evitar el daño; esto es economía negativa.
Apaciguas a una esposa quejosa para detener sus quejas; esto es economía negativa.
Obedeces para evitar consecuencias negativas, lo que genera resentimiento y rebeldía.
Obedecer a las personas es como mantener un globo bajo el agua; eventualmente, saldrá a la superficie.
Si empujas a tus hijos hacia la economía negativa, ellos se rebelarán.
Si llamas a tu madre por culpa, eso es economía negativa.
Si tus hijos obedecen para evitar el acoso o las amenazas, eso es economía negativa.
La economía negativa no es sostenible.
Los países que comienzan como refugios de libertad siempre se convierten en imperios de esclavitud y eventualmente colapsan.
Algunas economías negativas son inevitables, pero debemos esforzarnos por lograr resultados positivos.
Aquellos que imponen la economía negativa confiesan que no tienen nada positivo que ofrecer.
Parte 2: La practica
Próximamente…
Support the show, using a variety of donation methods
Support the show
Recent Comments